Publicado en agosto 16th, 2016 | por Jennifer González

Estudiante gana premio de poesía con poemario dedicado a su padre

En el ambiente de la poesía, la conocen como María Choza. Su nombre completo es Bertha María Isunza Choza y en un año su vida ha cambiado por completo.

María dejó la casa de sus padres, dejó y retomó la carrera de Letras Hispánicas en la UAA, consiguió un trabajo, ganó un concurso de poesía en la Ciudad de México y leyó junto a tres de sus poetas favoritos en pleno Zócalo.

Una cosa llevó a la otra. Cuando supo que estaba embarazada, buscó convocatorias y encontró la del Segundo Premio de Poesía Joven Alejandro Aura. Le tomó dos días escribir el poemario dedicado a su padre que envió para participar y con el que fue seleccionada ganadora.

“Él siempre ha sido para mí una imagen muy brillante del campo (…) Yo llegué a Aguascalientes a los 13 años y, cuando me di cuenta de que había vivido una vida muy hermosa y no me di el tiempo de ver las cosas en ese momento, después la melancolía del recuerdo te llega… Me puse a recordar lo hermoso de mi vida antes y así lo escribí. También fue un poemario de despedida porque en ese momento me estaba yendo de mi casa a vivir con mi marido. Entonces, le hice un poemario a mi mamá, que también mandé a concurso; ese no ganó”, cuenta.

En octubre de 2015 fue a recoger su premio, un reconocimiento y dinero en efectivo. Por esas fechas, en la capital del país se celebraba el Encuentro Internacional de Poetas y fue en ese evento donde recibió otro premio inesperado: leer junto a sus ídolos y un aspirante a premio Nobel.

“A Eduardo Langañe lo conozco desde hace algunos años porque ganó el premio de poesía Aguascalientes y yo he seguido sus pasos. Y me habían comentado alguna vez que a Jorge Fernández Granados le gustaba recitar sus poemas de memoria; entonces, yo tenía ganas de escucharlo alguna vez. Al día siguiente de la premiación se dio el Encuentro Internacional de Poetas y me invitaron a leer precisamente con Jorge Fernández Granados, Eduardo Langañe y un chino que se llama Su Jian, que estaba nominado al premio Nobel de Literatura. Y tuve la fortuna de leer junto a ellos”, relata.

El premio Alejandro Aura y esta experiencia le abrieron puertas a María, que ha enviado trabajos a diversos concursos, entre ellos el premio Salvador Gallardo y la postulación para una beca del FONCA. También le ha ganado invitaciones a dar charlas, clases y pláticas.

Y aunque todo empezó con la poesía, la joven a punto de graduarse habla de lo que más le apasiona de las letras y las artes gráficas

“Quiero hacer literatura para niños. La literatura para niños es, creo, mi pasión más grande. Me fascina. Y mi proyecto del FONCA, que espero que lo acepten (hagan changuitos), es de un libro de poesía para niños ilustrado”, dice, “y ese es mi sueño: que mi propia hija me lea un día. Que tenga un libro en sus manos que tenga mi nombre y que diga: ‘esto lo hizo mi mamá hace 40 años’”.

De ahí en más, la poeta originaria de Guamúchil y adoptada por Aguascalientes asegura que no quiere nada más que estar con su familia. A pesar de que otros artistas la reconocen por ser pionera en eso de vivir del arte, ella sueña sencillo.

“Si tengo dinero, qué chido; si no, ya me tocaba ser pobre en esta vida”, ríe.

Tan sencillo como lo que la inspira a escribir:

“Los temas que me inspiran cambian porque yo soy una persona que muta, como todos. Empecé mucho a escribir del mar, de la luna, de cosas lejanas. Pero con el tiempo he ido escribiendo de cosas cada vez más ancladas a la realidad. Estoy muy interesada en escribir de la gente nadie ve: los cargadores en el agropecuario, de la gente en el campo que trae un pico en la espalda… de esa gente que no es tomada en cuenta, pero que no sabe que su vida también es un poema. Porque la vida de todos es un poema”.

Foto: Cynthia Andrade