“Benditas Redes Sociales”: ¿Nuevo paradigma del poder comunicativo en México?

Manuel Castells, sociólogo español diría hace ya varios años en su libro “Comunicación y Poder”: “El poder es algo más que comunicación, y comunicación es algo más que poder. Pero el poder depende del control de la comunicación, al igual que el contrapoder depende de romper dicho control.” (Castells, 2010, p.24)

Retomando estas ideas que propone el sociólogo catalán, me es inevitable reflexionar sobre el momento actual que vive México en lo que refiere a la construcción, articulación y ejercicio del poder comunicativo que está haciendo el gobierno electo, representado principalmente por Andrés Manuel López Obrador.

Por ejemplo, desde una perspectiva analítica he observado que si bien el gobierno electo se encuentra a dos semanas de tomar el poder constitucionalmente, esta nueva administración pública viene ejerciendo el poder comunicativo en México desde hace más de medio año, pues por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador, presidente electo, ha vanagloriado a las redes sociodigitales calificándolas como “benditas redes sociales”, pues sus plataformas virtuales oficiales le han permitido transmitir, propagar y viralizar aquellas lógicas, discursos y retóricas que han marcado y establecido las agendas mediáticas en los medios de comunicación tradicionales y digitales, pero también, establecer las discusiones dentro de la propia esfera pública, lo cual obliga a reflexionar sobre el papel y margen de acción de los medios de comunicación tradicionales y digitales, pero también de aquellas estructuras del Estado que históricamente han articulado y construido el poder comunicativo, así como los discursos, contenidos y las representaciones socioculturales de México que deberán tratarse en los medios, es decir, las oficinas de comunicación social, particularmente la Coordinación General de Comunicación Social y Vocería del Gobierno de la República.

En este sentido, inevitablemente me obliga a reflexionar sobre el margen de acción y poder que tendrán en esta nueva administración federal estas oficinas gubernamentales y los medios tradicionales y digitales, pues López Obrador anunció en una conferencia de prensa el pasado 22 de agosto que “en su gobierno se concentrará en una sola oficina la política de comunicación social y que se reducirá 50 por ciento el gasto en publicidad gubernamental” (La Jornada, 2018).

Ante ello y haciendo una disección al discurso de fondo en este pronunciamiento del presidente electo, me remite a reflexionar sobre un rompimiento en el paradigma clásico del ejercicio del poder comunicativo, en donde las redes sociodigitales plantean un nuevo esquema y modelo para articular y ejercer el poder comunicativo, lo cual conllevará a marginar las estructuras propias de las oficinas de comunicación social, pero también, relegará el margen de acción y económico de los medios de comunicación tradicionales y digitales.

Ante esta situación, me parece que Andrés Manuel López Obrador supo capitalizar el poder global de las redes sociodigitales para transmitir y viralizar ideas, pues de acuerdo al 13º Estudio sobre los Hábitos de los Usuarios de Internet en México, hay 70 millones de usuarios de internet en el país, de los cuales, el 97% busca información sobre procesos democráticos en las redes sociodigitales (AMIPCI, 2017), sin embargo, estos indicadores plantean por otro lado escenarios complejos y de marginación para el ejercicio democrático de la comunicación y la libertad de expresión, pues este nuevo paradigma del poder comunicativo que planteo me parece que él no sólo fungirá como titular del poder ejecutivo, sino también como vocero oficial del Gobierno de la República, donde la voz, las ideas, las denuncias y las réplicas recaerán en sus “benditas redes sociales”, que a mi parecer, la monopolización de la comunicación, los discursos, las ideas y los debates públicos ya no recaerán en la labor de las oficinas de comunicación social y en los medios tradicionales y digitales, sino en las políticas de lo que se debe publicar o no publicar en estas plataformas virtuales.

Retomando las palabras del inicio de Castells “el contrapoder depende de romper dicho control de poder”, mi carácter de comunicólogo me obliga a reflexionar, pero amable y querido lector, lo invito de igual forma a realizar un ejercicio de pensamiento al respecto: ¿qué estructura u organismo de la esfera pública asumirá el papel del contrapoder al nuevo paradigma del poder comunicativo de Andrés Manuel López Obrador?