Opinión y Editoriales

Publicado en noviembre 29th, 2018 | por Jesús Armas

Enrique Metinides: La Humanización de la Nota Roja

El deseo de exteriorizar el sufrimiento y verlo presente en los demás individuos; ser testigo y participe en el acto de conmiseración, es lo que sin mayor dificultad definimos como “morbo”. Un acto natural en el hombre, referente a su valor contemplativo y tendencia al caos o desequilibrio.

La atención del hombre gira totalmente en relación a su contacto sensorial: ¿Qué aspectos son los que mueven su sensibilidad y le inspiran un momentáneo interés por la desgracia?

La agresión y la muerte son punto de partida para un género dentro de la labor periodística conocido como nota roja, caracterizado por su crudeza en textos e imágenes: asesinatos, accidentes, y sin fin de tragedias de corte sensacionalista.

Entonces, se puede considerar que la labor periodística que conlleva se ve relegada por el interés de generar una venta mediante un estímulo visual, utilizando a la muerte como medio de interés popular; pero aun siendo una estadística mayoritaria la que desacredita al género, alentada incluso por los mismos editores y directores de revistas o periódicos amarillistas, existe un lado b en todo el contexto de la cruda labor.

Cuando las imágenes toman el poder suficiente para no necesitar de excesivos elementos gráficos.

Enrique Metinides “El Niño” es un fotoperiodista mexicano, famoso por su trabajo en nota roja, que retrató a grandes rasgos la crudeza situacional del acontecer de la muerte.

Sus impactantes fotografías marcaron pauta en un tratamiento distinto al sensacionalismo vacío: Con gusto exquisito humanizo la nota roja, se alejó de lo grotesco y burdo de la exposición de la sangre para realizar una narrativa gráfica a través del dolor.

Los instantes que retrata Enrique Metinides quedan plasmados a través del tiempo, dejando ver el lado menos amable de la ciudad; un rostro descarnado difícil de ver a los ojos; más en un país en que la contemporaneidad es sinónimo de violencia, debemos tener en cuenta que la muerte está presente en cada esquina, y que la autocensura es una medida ineficaz para mediar la misma. Sólo el sentido humano para tratarla y una narrativa adecuada son los elementos capaces de transmitir un concepto de violencia incrustable en la conciencia del individuo.

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