Un Comentario Sobre el Documental “Maestros de la luz”

En cada época del cine, nacía una inquietud diferente por lo mostrado en pantalla. Desde elementos más bien ornamentales hasta una profundidad y simetría que completaba al argumento de una forma excelsa.

Los directores de fotografía son los encargados de narrar intenciones sin necesidad de un impacto en el área escrita. Tomando a los movimientos de cámara y montajes como principales artífices; eran ellos los encargados de traducir y transformar; se les podría llamar alquimistas visuales. Todo entorno y todo ambiente creado recaían en ellos.

Maestros de la luz es un documental obligatorio para los que se sienten atraídos por el arte de la fotografía. En apenas una hora conoceremos a los responsables de algunas de las imágenes más bellas de la historia del cine.

Un verdadero hacedor de imágenes debe narrar situaciones, emociones e intenciones que incluso el actor no puede reflejar por sí mismo; la imagen habla por él.

El ejemplo que me resulta por demás fantástico es Taxi driver, concretando el trabajo sin necesidad de cantidades exorbitantes de presupuesto, narrando un entorno decadente con un simple traveling, la intención de una escena y su trascendencia con un movimiento de cámara. El hecho de que el guion es casi tan puntual como el trabajo final; una iluminación que marca un entorno duro y escenas con un trabajo de montaje tan perfecto que podían reflejar a la perfección la alienación del personaje Travis Bickle. Incluso la metáfora del taxi en escena que marca la aislación del personaje.

Recapitulando, no es importante el hecho de iluminar todo, sino saber cuándo apagar la luz, o dejarla sin encender. Fue en ese punto que la intención de la iluminación y la fotografía tomarían la profundidad que vemos incluso en trabajos actuales.

El trabajo simultáneo de la narración escrita y visual tiene una relación hermética, en que no se compite, sino que se busca una complementación que deja a relucir la verdadera intención de un director.

Es un documental para darle vueltas, para con suerte, empezar a ver la genialidad de un mundo a través de un lente.