Publicado en febrero 9th, 2019 | por Jesús Armas
Los Rostros sin Piel: Un Comentario Sobre “La Libertad del Diablo”
Con retratos trágicos y escenarios de bruma y calma insana, Everardo González nos narra con voces de muerte la barbarie del crimen organizado en el país. Victimas, victimarios y cómplices unen las letras en historias de llanto y vergüenza. Escenarios tan grotescos e incomprensibles, que le fallan al concepto simple de ser humano. Un paisaje de contradicciones que forjan la región salvaje del país.
El documental enmascara a cada uno de los participantes (ejército, policía, victimas y sicarios) para hacerlos ver como un solo ente. Uno que no sabemos darle rostro porque está siempre en el medio de todo. Solo alcanzamos a ver los ojos, esos que a lágrimas logran hacer humanos a los que nos hablan.
Pareciera que González nos impide hacer juicios y fraternizar. Nos obliga estar atentos a esas voces que a calambres en el alma se cuestionan y contestan conforme avanzan sus relatos. Relatos que empezamos a normalizar con un frio terrible en la piel. Sus palabras nos cortan para entender, sus ojos nos miran para auxiliarse. Al final ya las máscaras están tan llenas de recuerdos que no ocupamos dibujarles arrugas ni muecas. Ese que está al frente, lleva la misma cara que todos.
Everardo consigue a pausas y silencios enfrentarnos con la realidad. Con close ups calmos y dominantes. Con preguntas que se van alargando, y respuestas tan rotas que no nos queda más que empatar los pedazos y vernos ahí, y saber, que todos somos culpables.