Publicado en octubre 6th, 2020 | por Carlos Olvera Zurita
¡Aguas spoiler!: Los Chicos de la Banda, Entre el Teatro y el Cine
El fin de semana pasado apareció en el catálogo de lo popular de Netflix la adaptación de la obra de la obra setentera Los chicos de la banda, una gran historia que recientemente revivió en teatro y que también busca revivir en lo audiovisual con la propuesta de la plataforma en línea.
Los chicos de la banda nos cuenta la historia de un grupo de ocho amigos homosexuales en el Nueva York de 1968 que organizan una fiesta para festejar el cumpleaños de uno de ellos, reunión que se ve interrumpida por el amigo heterosexual de uno de ellos quien tiene un montón de prejuicios, hecho que va exponiendo las personalidades y motivaciones de todos.
Tras el primer acto y una repentina lluvia los chicos se tienen que resguardar dentro de la casa, así que para matar el aburrimiento se retan entre sí a llamar por teléfono a las personas a las que más han amado en su vida, dinámica que los expone más a profundidad y que explica el porqué se relacionan entre sí como lo hacen.
La idea es brillante y los personajes, que a primera vista son unos clichés pero que terminan utilizando eso a su favor, envuelven a quien los observa con sus maravillosas actuaciones y representaciones de situaciones que aún hoy, 50 años después, siguen vigentes.
Sin embargo, los directores de esta película tomaron una decisión controversial que divide opiniones pues eligieron ser fieles al guion original para teatro en lugar de versionarlo para darle un formato más amable en términos audiovisuales.
Y aunque hay quien defiende la fidelidad de la adaptación, yo no formo parte de esa facción, ya que considero que el teatro y la televisión tienen recursos diferentes que van desde la escenografía, hasta las actuaciones, el acomodo de los actores y sobre todo la capacidad de elipsis de los actores.
Si bien en Los chicos de la banda de Netflix es ordenada y no se torna confusa, hay personajes que se quedan en el fondo del escenario sin hacer absolutamente nada por decenas de minutos, elemento que sirve de apoyo dramático en el teatro pero que en esta película termina por estorbar debido al desenfoque.
En un momento de la película uno de los personajes entra al baño a vomitar por media hora mientras el resto hablan mal de él en un volumen alto, hecho que parece no importar debido a que las paredes aparentemente son insonorizantes, lo cual no tendría mayor problema si estuviera viendo el teatro, pero en una película que en ciertos momentos se torna muy realista, no deja de llamar la atención.
Hechos como este evidencian que este filme se encuentra en una zona gris entre el teatro y el cine, algo que pide al público que todo el tiempo esté cambiando su switch, un esfuerzo del que yo no soy partidario.
De todos modos Los chicos de la banda de Netflix hace un gran trabajo exponiendo realidades que aún son vigentes y desvelando lo complejas que son las relaciones entre los grupos de amigos por lo que es recomendable para quienes muestren mucha tolerancia con 3 estrellas de 5.