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Publicado en diciembre 22nd, 2020 | por Selene Porras

Cine y Circo: Una Noche en el Circo, 24 Horas Para la Vida

En sus memorias publicadas en 1987 bajo el nombre de “Linterna Mágica”, Ingmar Bergman, cineasta sueco recordaba los espectáculos circenses que visitaba en su niñez junto a su tía Anna.

“Un león se asomó a un oscuro ventanuco, los payasos […] parecían enloquecidos, me dormí agotado por tantas emociones y una música maravillosa me despertó; vi a una joven sobre un enorme caballo blanco…”.

Quizás de esta memoria se desprende la trama de la película dirigida por el que os quiero presentar hoy, se trata de “Noche de circo” (1953). Y es que en esta película, Bergman, vuelve la mirada a todo este mundo de alocados personajes, imponentes animales, música, caravanas y carpas que provocaba al Ingmar Bergman niño una febril excitación, dándole una vuelta de tuerca más cruda en la película. De esta manera, en “Noche de Circo”, esta visión tan ensoñadora e inocente voltea hasta situarse en su absolutamente negativo reverso. Nos hallamos en la primera etapa del cine del maestro, una etapa no muy conocida ni solicitada para aquellos fans que descubrieron su gran talento con títulos superiores como “El Manantial de la Doncella”, “Fresas Salvajes”, “Persona”, “Gritos y Susurros” o la memorable “El Séptimo Sello”.

Centrada en las peregrinaciones y andanzas de una modesta compañía a comienzos del siglo XX, no deja lugar para la ilusión, la esperanza, el amor o la diversión en el seno de un grupo que trabaja para lograr precisamente esas sensaciones en los demás. La compañía, llamada Circo Alberti, cuyo propietario, Albert Johansson, abandonó a su esposa y su hogar tiempo atrás por la vida deambulante, manteniendo ahora una relación no muy satisfecha con la joven Anne, quien trabaja en el espectáculo, y que se verá seducida por un engreído y cínico actor de teatro cuando la compañía se detenga en el mismo pueblo donde reside la mujer de Albert.

Esta película me atrae porque partiendo del circo, se puede observar cómo el director extrae un microcosmos propio, personal, de una gran fuerza visual en un conjunto que se acerca no poco a un gran guiñol en ese circense mundo siempre sometido e infravalorado. En la película, ya podemos observar los temas del maestro sueco como la ausencia de Dios, la incomunicación, la soledad y la fuerza reparadora del teatro.

Además de ver la influencia del teatro negro, me llama la atención la maestría a la hora de manejar el claroscuro. Y por supuesto destacar, las interpretaciones de Harriet Andersson (Anne), que luce una cautivadora sensualidad, y las de Ake Grönberg (Albert) y Hasse Ekman (Franz).

En definitiva, una acción que transcurre en apenas 24 horas y que nos acercan a la maravillosa y desgarradora vida del circo de mediados del siglo XX, con toda su crudeza, fantasía y realidad.

COMPLETA: https://www.youtube.com/watch?v=I0e8tOib3PQ

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