Cinefilia

Publicado en febrero 12th, 2021 | por Andrea Márquez

La Venganza de Falconetti y la Obra que la Inmortalizó

En esta ocasión quiero relatarte la trágica historia de Renée Jeanne Falconetti, mejor conocida como María Falconetti, la actriz que se convirtió en una de las personalidades más aclamadas de la historia del cine a pesar de sólo haber protagonizado una película: la legendaria “La Passion de Jeanne d’Arc”, dirigida por Carl Theodor Dreyer en 1928.

Era París de 1918 cuando Falconetti de 26 años de edad, decidió rebelarse contra su familia y las costumbres de la época para dedicarse al teatro. En ese entonces, como las palabras “actriz” y “prostituta” eran consideradas lo mismo, vivió gran parte de su vida sumida en una pobreza devastadora y repudiada por la sociedad.

Hasta que un día después de una función teatral, apareció tras bambalinas un enigmático director danés que la convenció de protagonizar una película que estaba planeando sobre Juana de Arco. El director se trataba de un cineasta llamado Carl Theodor Dreyer, que había comenzado a tener cierta popularidad por una película llamada “Master of the House”.

Durante la preparación de la película, el director le dijo a Falconetti que, para ser Juana de Arco, debía cortarse el cabello, a lo que ella se negó rotundamente. Dreyer no dijo nada; pero entonces cuando comenzaron a grabar, y durante el frenesí de la filmación, los mismos actores la raparon frente a la cámara.

Falconetti se sentía ultrajada y humillada, y cuando ella solicitó que la dejaran usar un poco de maquillaje para no verse tan mal, la ignoraron por completo. Nadie hacía caso a sus lágrimas ni súplicas, pues su objetivo era romperla.

Pero las cosas recién comenzaban, ya que Dreyer había pasado un año entero investigando y leyendo las transcripciones del juicio en el que Juana de Arco fue condenada a la hoguera. Entonces concluyó que, para lograr la representación de una mujer emocionalmente destrozada, debía llevar a Falconetti a un punto de quiebre en donde estallara la locura.

Su método se basó en hacerla repetir las escenas una y otra vez hasta que sus palabras dejaran de tener sentido y su mente estuviera al límite; al borde de romperse.

Dreyer saltó a la fama, pero Falconetti al borde del colapso, decidió renunciar para siempre al cine. Poco después surgió la Segunda Guerra Mundial y escapó a Suiza, después a Brasil y finalmente terminó en Buenos Aires, donde murió a causa de un desorden alimenticio ocasionado por su inestabilidad mental. Pero la historia no acabó ahí.

A penas unos meses después de estrenarse, un gigantesco incendio arrasó con los estudios UFA de Berlín, en donde se consumió el negativo original del filme que destruyó su vida, y que al mismo tiempo la inmortalizó. Dreyer, desesperado, ensambló otro negativo con trozos de otras copias parciales del original, pero el negativo también pereció en un incendio en 1929.

Perdidos ambos negativos, la única copia que restaba de la película era una copia censurada por las autoridades francesas.

No obstante, lo más increíble de todo es que en 1981, el cuidador de un hospital psiquiátrico de Oslo encontró unos rollos de celuloide viejos guardados en una bodega. Y es que los rollos tenían una pequeña leyenda inscrita que decía: “La Passion de Jeanne d’Arc”. Es decir, que eran una copia original del filme previo a la censura francesa.

Así que Dreyer murió pensando que el corte original de su obra maestra se había perdido para siempre. ¿Y Falconetti? Pues Falconetti obtuvo una venganza indirecta, de alguna manera.

Fuente: Pelidelasemana

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Sobre el autor

Me gusta la lectura, escribir, pasear de noche e ir a cafés. Las obras de teatro, películas y conferencias de libros. La literatura inglesa, música, adaptaciones cinematográficas y el frío.



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