Publicado en marzo 22nd, 2021 | por Locus
Un año en Casa
Un año en Casa
Hace unas semanas, pasé por la universidad en automóvil y mientras recorría con mi mirada sus edificios y jardines; me imaginé caminando en mi horario de clase entre sus pasillos, apreciando sus árboles y su atmósfera. Entonces, la nostalgia me hundió como un pequeño bote en el mar y pensé: un año está a punto de cumplirse con esta contingencia; no somos culpables pero si deseamos regresar.
Me dejé llevar por el recuerdo. De la noche a la mañana, tuvimos que adaptarnos a una situación que parecía irreal; creíamos con ligereza que pasaría, similar a un catarro. Pero los meses transcurrieron y elegir ya no era una opción. Nos adaptamos con imposición y monotonía a una “nueva normalidad”. Los cuartos, cocinas o salas, se volvieron las nuevas aulas de estudio. El contacto con los compañeros escaseó y el bullicio de las charlas en los espacios de ausencia de los profesores, cambió, por silencios intermitentes frente a imágenes y pantallas.
Entre el recuerdo reflexioné. Los meses han transcurrido así y posiblemente seguirán siendo igual. Hemos sufrido y gozado en diferentes magnitudes. Habrá algunos que hayan tenido tiempo de conocerse a si mismos, otros de charlar con mas frecuencia con su familia; pero hay otros que han llorado y resistido fuertes angustias. Sin embargo, para todos es preferible volver a experimentar la calidez que es ser estudiante.
Detuve un momento el automóvil frente a la universidad y la vía sola, a pesar de que haya gente en oficinas aun en movimiento, su esencia estaba apagada. Hay nuevas renovaciones y cambios, pero lo que la mantenía con vida era el alumno. Todos nosotros con posibilidades diferentes y en distintos destinos, aunque en un campo en común; compartiendo lo que la esperanza en el futuro podría ser.
Estuve unos minutos presenciando ese escenario, como un espectador en el último acto. A pesar de mis reflexiones ante tal panorama melancólico, descubrí entre el porvenir el camino que nos espera, aún en el futuro que no está perdido; estaba justamente donde siempre ha estado, en cada uno de sus alumnos y maestros. En todas las personas que hacen que la universidad no sólo sea un lugar sino un hogar vivo.
Entonces seguí mi camino. En la lejanía a mis espaldas, veía como me retiraba de la universidad, dejándola atrás. Sabía que iba a volver.
(Alexis Velsor, LP, 5º Semestre)