Publicado en abril 1st, 2021 | por Andrea Márquez
Hablemos de Mujeres Increíbles: Pancho Barnes y su Pasión por la Aviación
Sin duda, Amelia Earhart ya es indiscutiblemente asombrosa por ser la primera mujer aviadora. Sin embargo, fue sólo parte de un increíble grupo de mujeres que le siguieron, y que batieron récords durante las décadas de los 20’s y los 30’s.
“The Ninety-Nines” fue una colectiva de mujeres aviadoras, llamada así por las 99 miembros fundadoras cuando sólo había 117 pilotos con licencia en todo el mundo. Si bien muchas de estas mujeres tuvieron vidas increíbles, desafiando las expectativas y rompiendo con los roles de género, una de las favoritas y de las que poco se habla es Pancho Barnes.
Pancho fue una pionera aviadora y fundadora del primer sindicato de pilotos de acrobacias. Rompió el récord de velocidad de Amelia Earhart, fumó puros y bebió más de lo que cualquier marinero hubiera soñado. Vivió de manera enérgica y se regía por mantras como: “Si tienes una opción, elige ser feliz”.
Florence Leontine Lowe, alias Pancho, nació en una adinerada familia en California. Aún cuando sus padres disponían de sus mejores esfuerzos para convertirla en “una chica de sociedad”, cazaba animales silvestres con armas fabricadas por ella misma. Finalmente, la enviaron a un internado religioso del que rápidamente escaparía a caballo con dirección a Tijuana.
Sus padres, ya sin opciones, arreglaron un matrimonio con un reverendo episcopal. Pero entonces, la vida de un reverendo no se acoplaba a la vida de Pancho, por lo que terminó abandonando a su esposo y a su hijo, disfrazándose de hombre y tripulándose en un barco que transportaría armas para los revolucionarios mexicanos.
Después de un tiempo de viajar por México, comenzaron a apodarla “Pancho” cuando una amiga insinuó que se parecía al personaje “Sancho Panza” de Don Quijote, llamándola Pancho por error. Poco después volvió a los Estados Unidos manteniendo su alias como Pancho Barnes.
Pancho se enamoró de la aviación cuando su abuelo, T.S. Lowe, la llevó a un espectáculo de vuelo, poco antes de que la mayoría de la gente hubiera visto un avión. Separada de su esposo y viviendo bajo sus propias reglas, Pancho tomó lecciones de vuelo. Y una vez que comenzó, ya nada la detuvo.
Creó su propio grupo de asalto happy wheels demo conocido como “El circo misterioso del aire de Pancho Barnes”, en donde una de sus más grandes hazañas, fue tomar a varias mujeres en su primer vuelo y después arrojarlas desde los aires en paracaídas. Su gran destreza temeraria la ayudó a catapultarse en Hollywood, convirtiéndose en la primera mujer piloto de acrobacias.
Posteriormente, compitió con mujeres y hombres en todo el país y se convirtió en la primera mujer en aterrizar en la Ciudad de México.
Poco después cuando la Gran Depresión golpeó, sus fianzas dieron un giro y construyó el “Happy Bottom Riding Club”, un rancho para turistas frecuentado por aviadores de la Base de la Fuerza Aérea Edwards. Todos los aviadores famosos de los 40’s y 50’s visitaron el “Happy Bottom”, encantados con las increíbles atenciones de Pancho y sus historias.
En fin, Pancho vivió el resto de su vida luchando por salir adelante, aunque su recuerdo vivió con todas las personas que tuvieron el placer de conocerla. Después de su muerte, la Base de la Fuerza Aérea comenzó a celebrar el “Día de Pancho Barnes” durante un periodo de tiempo, en donde todos se dirigían a su antiguo rancho y realizaban barbacoas para recaudar fondos.
Sin duda, Pancho no vivió en una época en la que, como mujer, era fácil triunfar. Sin embargo, ella lo hizo. Y no importó ni importará jamás su escandalosa vida ni su descarado desprecio por la vida social, el amor que obtuvo por hacer lo que le apasionaba dejó y dejará huella en cada mujer que sigue sus pasos.