Publicado en agosto 9th, 2016 | por Colaboradores de Locus
El movimiento poético posmoderno en Aguascalientes. Una entrevista a Memo Rivero
Dentro del ambiente musical actual, existe un concepto conocido como ‘la escena’, que engloba al conjunto de bandas emergentes, foros, medios de comunicación y público que produce, consume y apoya a determinado género musical (rock, rap o sus derivados).
A lo largo de los años, la existencia de ‘la escena’ ha significado un mito platónico. Su existencia y la idealización de lo que debería considerarse como tal ha generado constantes debates
¿Y qué sucede cuando nos cuestionamos sobre la existencia de otras escenas que no sean la musical? ¿Hay otras propuestas artísticas emergentes que estén gestando las bases para un movimiento que cumpla con las características de este concepto?
Para Guillermo Rivero Mata, en Aguascalientes todavía no existe una ‘escena’ en el ámbito de las artes. Lo que sí hay, tanto en la música como en la poesía, es un movimiento precursor.
Rivero Mata es un poeta y estudiante nacido en la Ciudad de México, pero que desde temprana edad arribó a Aguascalientes, donde se desarrolló artística y académicamente. Ha participado junto con el Colectivo Katatonia en la realización de más de 20 ‘Slams Poéticos’, una suerte de tertulias posmodernas que involucran alcohol, música, y lectura en voz alta, y en las que la audiencia de verdad escucha el trabajo de los poetas.
Además, Guillermo es estudiante de la Licenciatura en Letras Hispánicas en la UAA desde 2011. Ahí, ha colaborado con académicos y alumnos para llevar la literatura a niños desde edades muy tempranas. Así es que, con cerveza en mano, Locus conversó con él acerca de la ‘escena poética’ en Aguascalientes.
A ver, Memo, iré directo al grano: ¿existe una escena literaria similar a la musical en Aguascalientes?
Creo que llamar escena a lo que realizamos no es del todo correcto, pues aún no hay foros ni mucho menos medios que apoyen lo que realizamos. En esto, los foros los pones tú, le pides permiso a la mamá de un amigo que tiene un jardín de fiestas o algún conocido pone su casa a cambio de un cartón de cervezas. No es como que haya lugares en los que sabes que regularmente habrá un evento.
Por otro lado, los medios jamás nos voltearían a ver: no somos negocio. Muchas veces nosotros mismos somos los que publicamos nuestro trabajo con panfletos o, si nos va bien, armamos anualmente una revista. Pero tampoco todo es malo, hay mucha disposición de parte de los lectores. Cada vez más gente se reúne en los Slams, que son eventos para cotorrear mientras leemos poesía. Al principio la gente llegaba porque dábamos aguas locas, ahora lo hacen porque les damos copias de nuestros poemas.
Entonces ¿es sensato hablar de un movimiento o todo es un conjunto de esfuerzos aislados de células pequeñas y efímeras de escritores?
Creo que movimiento es un término más adecuado para lo que tenemos en este momento. Para entenderlo tenemos que irnos a las palabras por sí mismas. ‘Escena’ nos remite más a una representación teatral en las que hay un público, un foro y gente que escribirá después acerca de lo que pasó. En cambio, nosotros lo que estamos haciendo es movernos para que la gente nos lea.
Y esto es muy literal. Aparte de los Slams, vendemos e intercambiamos libros, leemos en voz alta en plazas y repartimos nuestros panfletos. También, al menos en mi caso, he trabajado con músicos y artistas plásticos. Por ejemplo, ahora estoy escribiendo un poemario que complementa el próximo disco de una banda que debes conocer muy bien, se llaman Blue Nipples (risas).
Es muy interesante lo que mencionas del trabajo con artistas de otros ámbitos. ¿Crees que esto apoye a la mera creación literaria o también influye en la difusión del trabajo de los poetas?
Sirve a ambas cosas. Es más fácil trabajar con base en algo que te gusta, ya sea música, una película o una pintura, pero definitivamente la intención es trascender a otras audiencias.
Aunque haya gente que le moleste, a la música se le prestará siempre más atención que a la poesía, ya que esta es muy elitista incluso consigo misma, por eso hay que agarrarnos de la mano de gente que nos puede dar otro tipo de reflectores.
Pero también funciona hacer cosas con gente de artes visuales: ellos te diseñan tus revistas, tú las llenas con tus contenidos. La idea es siempre que todos sumemos. Por ejemplo, existe el colectivo Katatonia, que es un grupo de jóvenes escritores que incluyen en su trabajo dibujos y arte de pintores e incluso de artistas audiovisuales y al final acabamos todos echándonos la mano.
Ahora que mencionas a los colectivos como Katatonia, ¿qué hacen para contribuir o difundir tanto su trabajo como el de los demás escritores?
Pues, en primer lugar, te conectan con gente que busca más o menos lo mismo que tú, esa gente tiene sus propias influencias y acabamos todos sumando. Aparte, entre más gente, es más fácil hacer cosas que por uno mismo no te atreverías o simplemente no podrías, como hacer una revista por más precaria que termine siendo la calidad del papel (risas).
Ahora hablemos de un tema que es recurrente en la escena musical: ¿Existen en Aguascalientes los apoyos suficientes para ustedes? ¿Los premios como el Desiderio Macías, que otorga la UAA, son incentivo suficiente para continuar?
Son un incentivo, pero no vives de premios. Estos se otorgan una vez al año y solo los ganan una tercia de escritores, no es suficiente. Pero tampoco se trata de decir que están mal o que no sirven. Al contrario, son buenos momentos para mostrar tu trabajo y en una de esas te lo ganas y hasta te publican una edición impresa. La cuestión aquí no es quedarse solo a la espera de ganar un premio, no sirven para el día a día.
¿Qué tanto depende un escritor del siglo XXI, la era millennial, de las editoriales?
Dependen tanto como los músicos de las disqueras: si quieres ganar dinero, escribe una novela sencilla y mándaselas, pero si quieres escribir de verdad, no debes pensar en ellas. Nosotros, como poetas emergentes, no podemos esperar a que nos volteen a ver, tenemos que hacernos notar con nuestro trabajo. No te negaré que sería más sencillo que llegara una editorial y me pusiera un contrato en la mesa, pero no va a pasar y no quiero que suceda aún.
¿Cuándo pueden decir ustedes, que están plenamente inmersos en el movimiento literario, que un escritor local logra brincar la barrera de lo amateur? ¿O ni siquiera lo intentan?
Se puede decir eso cuando puedes dedicarte solo a escribir y nada más. Y no es que no lo deseemos, pero sabemos que las posibilidades de que esto suceda son escasas. Tanto, que ni siquiera te desgastas en pensar en eso. Aun cuando tengas libros publicados, seguramente tendrías que dar clases o alguna cosa similar para subsistir.
Pero por otro lado, sí tenemos ciertas metas y consideramos que alguien la está haciendo. Por ejemplo, está el caso de María Choza, una escritora que va en mi carrera, la cual ganó un premio de literatura fuera de Aguascalientes y con eso logró la publicación física de una novela suya: eso es un éxito total. Me parece que de momento debemos irnos más por ese tipo de logros para considerar que vamos por buen camino.
Finalmente, ¿cómo visualizas este movimiento dentro de cinco años?
En cinco años esto seguirá prácticamente igual. La literatura es algo menos inmediato que la música o los contenidos audiovisuales. Más bien debemos preguntarnos cómo es que las cosas serán en 20 años, ya que hayan pasado unas dos o tres camadas de escritores más. A ellos son a los que les tocará recoger lo sembrado por nosotros.
Aunque me parece que el panorama es positivo: cada vez más gente asiste a los eventos a vernos y a escucharnos. Debemos pensar que esos chavos, en unos años, tendrán hijos y los educarán para ser lectores y escritores. Es ahí en donde de verdad veremos los resultados.