Necaxa-NYC, la noche de rayos, estrellas y espontáneos.

En punto de las ocho y media de la noche y un estadio al 85 por ciento de su capacidad, inició el encuentro Necaxa-New York City.

Los equipos comandados por Alfonso Sosa y la leyenda francesa, ex jugador de Arsenal y Manchester City, Patrick Vieira se disputaron el torneo de la amistad. Al minuto 90, el encuentro terminaría decantándose 2-1 en una una gran impresión y golpe de autoridad de los locales.

En el primer tiempo, el arquero estadounidense Eirick Johansen tuvo que responder valientemente en más de cuatro ocasiones, salvando de forma apremiante goles cantados para la escuadra del Necaxa. Sacó balones a diestra y siniestra, y a veces hasta con el pelo, para evitar goles bajando la moral momentáneamente a Fabián Espíndola, Claudio Riaño, Jesús Isijara y Luis Felipe Gallegos.

Claudio Riaño arrancó una jugada desde el centro de la cancha, al pasar el balón a Jesús Isijara en el extremo derecho de ataque, quien recibió sin titubear la pelota orientadamente y puso un fierrazo pegado al poste derecho. Al minuto 23, los Rayos vencían al portero de casi dos metros de estatura.

A partir de ese momento, Andrea Pirlo entendió tendría que ser quien sacara al equipo al frente. Necaxa atosigaba por los costados, la zona que más le dolía al New York. El arquitecto italinao comenzó a recibir el balón un poco más atrás de lo acostumbrado, pero con la técnica depurada que no ha perdido y una visión de halcón para ubicar a sus compañeros en la cancha, lanzaba trazos precisos, buscando al capitán español David Villa.

El Guaje bajaba regularmente la pelota y aguantaba contra los corpulentos centrales; incluso tuvo una buena oportunidad de anotar cuando se quitó a un defensa y tiró, estrellándole a Barovero el balón en el pecho, pero equilibrando también el dominio que había tenido el equipo de Sosa.

Cada vez que Pirlo o Villa tocaban la pelota, el estadio reventaba en aplausos. Los aficionados se levantaban de sus asientos con emocionados gritos de apoyo; a cada despeje de los visitantes, sin embargo, los mexicanos no se olvidaron del polémico y tradicional “¡eeeeeeeh, pu…!”

Patrick Vieira no hizo cambios para el segundo; tampoco el técnico necaxista. Pero Sosa se dio cuenta de que los neoyorkinos no eran de gran peligro y lanzó sus líneas un poco más arriba para aprovechar lo endeble de su defensiva.

“Tanta agua lleva el cántaro, hasta que se rompe”, dice un viejo proverbio. Y así sucedió, ya que al minuto 33 y tras la insistencia de los hombres locales, Rodrigo Prieto marcó el segundo tanto de los Rayos tras el pase del güero Alejandro Díaz. En el Victoria retumbó un estruendoso grito de gol.

Cuatro minutos más tarde, en un tiro de esquina por la punta izquierda, Kike Parker descontaría 2-1, con remate de cabeza tendido abajo contra Barovero.

De ahí en adelante, brincaban a la cancha espontáneos chavales que corrían a abrazar y tomarse fotos con Pirlo y Villa. Inmediatamente fueron sacados de la cancha por los elementos de seguridad e hizo que Vieira sacara de cambio a las estrellas de Italia y España. Como se dice, pagaron justos por pecadores.

Tras la salida de Villa y Pirlo, la afición solo disfrutó los últimos 20 minutos del partido con el perpetuo marcador. Quizás uno de los mejores defensas de la historia futbolística francesa, el técnico del equipo de la MLS necesita trabajar mucho más en zona defensiva, a la que le costó demasiado salir jugando con balón controlado. Le hace falta menos Pirlodependencia para jugar bien al futbol.

Necaxa, en lo suyo. Tratando de armar jugadas y atrincherarse y volverse fuerte cuando el partido lo pide. Un buen y sobretodo entretenido partido se vivió esa noche en la cancha del Victoria, noche de adrenalina, de un amistoso convertido en la visita de leyendas noche, que Aguascalientes esperaba más que levantar la copa del Torneo de la Amistad.