Publicado en noviembre 4th, 2016 | por Alejandra Calderón
Diego Luna prologa libro sobre corrupción… pero le debe 7 mdp a Aguascalientes
El actor mexicano Diego Luna, quien recibió un cuestionado préstamo de 10 millones del Fideicomiso de Inversión y Administración para el Desarrollo Económico de Aguascalientes (FIADE) en 2009 para filmar su película Abel, participó como prologuista del Corrupcionario Mexicano, un libro de Alejandro Legorreta que critica la corrupción en la clase política mexicana.
“Hicimos un compendio de palabras asociadas a un fenómeno tan internalizado en nuestra sociedad como lo es la corrupción, para ponerle nombre y apellido a situaciones, personajes y acciones terribles que, maquilladas por la cotidianidad, nos parecen normales”, describieron los autores al Corrupcionario Mexicano.
Legorreta y Luna presentaron el libro, cuyo objetivo es “borrar la corrupción” de una manera en la que los lectores puedan reír y a su vez reflexionar, ante el Senado de la República el jueves pasado.
Luna recibió el préstamo para rodar la película a pesar de que el FIADE, alimentado con el dinero que del Impuesto Sobre la Nómina (ISN) que pagan las empresas formales en Aguascalientes, fue creado para proyectos productivos en el estado. El argumento del gobierno y los empresarios que estuvieron a favor de otorgárselo fue que la película daría promoción a la entidad.
El actos debía saldar su deuda en 2011, pero hasta 2014 solo había pagado tres millones de pesos y el gobierno le otorgó una prórroga de seis años a partir del 11 de septiembre del 2012 para pagar los siete millones de pesos restantes.
“Hemos llegado incluso al punto de justificarnos (nosotros que no somos políticos), diciendo que nuestras acciones de corrupción son un acto de venganza y justicia en respuesta a las estructuras corruptas que hoy rigen en nuestro país. Cuántas veces no han escuchado o dicho ustedes mismos: ‘Yo no pago impuestos, ¿para qué? ¿para que se los roben?’. Hace falta actuar en nuestro día a día como nos gustaría ver a nuestros políticos trabajando, sólo así sentaremos un precedente y podremos exigir que nuestros representantes lo hagan también”, escribe Luna en el prólogo del Corrupcionario Mexicano.
“La corrupción empieza por nosotros, pero ojo: nuestros legisladores tienen una responsabilidad mayor. Algunas personas nos dicen que la corrupción es un problema cultural, como si lo lleváramos en la sangre, por fortuna no es así”
Afirmó Alejandro Legorreta durante la presentación del libro el jueves pasado.
Este proyecto se autodefine como “un compendio de sólo algunos términos o frases que, aunado a ilustraciones de moneros que se han sumado al proyecto, escuchamos en nuestro microuniverso habitual y transforman la obra en una invitación a que seamos el cambio que este país necesita”.
Dentro del contenido encontramos definiciones como “El que no tranza no avanza”, “Mordida/Moche”, “Robin Hood”, “Lady”, “La ley gringa”, entre muchas otras frases que escuchamos cotidianamente y se han vuelto algo normal.
El Corrupcionario Mexicano permite la colaboración del público y es posible enviar definiciones propias, inclusive acompañarlas con imágenes y video.