La Tradición del Riel de Hierro: Aguascalientes y el Ferrocarril
La mañana del 24 de febrero de 1884, no anunciaba sólo el aterido de brazos, piernas y rostros de los habitantes de Aguascalientes; no sólo servía de anunciante previo, de alarma insistente de madrugada. Esa mañana avisaba de bienvenidas y júbilo, de luminancia; avisaba de fuertes pasos de progreso y clamor humeante. Era el día en que se dejaba atrás “el camino de herradura” y comenzaba el de hierro; era el día en que el silbato del mañana agradecía en cantos a la primera locomotora de vapor en guiar los rieles del estado.
La pequeña estación ubicada al sur del estado, cobró tal relevancia que en 1890 el Ferrocarril Central se propuso unirla con el Golfo de México pasando por San Luis Potosí, con el fin de controlar el tráfico de carga que salía para Veracruz y Tampico. Los beneficios no se hicieron esperar, con prontitud los hacendados y los talleres artesanales comenzaron a transportar sus productos hacia mercados más grandes y lejanos, fomentando con ello la construcción de ramales para la salida de los productos agrícolas y mineros atrayendo nuevas industrias como la Gran Fundición Central Mexicana parte del emporio minero de los Guggenheim. Estableciéndose en 1894.
Las características singulares y privilegiadas del clima y la destacable armonía férrea de los habitantes, de cuyas manos y espaldas se esculpía el concepto de trabajo, lograron que se establecieran en Aguascalientes los Talleres Generales de Construcción y Reparación de Máquinas y Material Rodante.
Los datos anteriores nos informan de uno de los complejos industriales más importantes del país, de un impulso industrial que trajo consigo cambios significativos en los terrenos social y político. Los ferrocarriles dinamizaron no sólo la vida económica y comercial de Aguascalientes, también transformaron las costumbres y la cultura laboral de una ciudad aun impregnada de tradiciones rurales.
“Aguascalientes entró así al recio escenario mundial.”
Además por su excelente comunicación ferroviaria, Aguascalientes fue el centro de las luchas revolucionarias de 1910, transportando en sus vías pertrechos militares, víveres, revolucionarios y a la población en general. Las fuerzas villistas ocuparon la ciudad y se estableció la Soberana Convención Revolucionaria de 1914, pretendiendo terminar en ella las diferencias entre las fracciones carrancistas, villistas y zapatistas.
Para 1991 el ingeniero italiano G. M. Bosso concluyó la hermosa estación de Aguascalientes, a la cual rodeaba un jardín que fue el punto de reunión de los lugareños hasta mediados del siglo XX.
Con el fin de conservar y dar a conocer la estación y las demás instalaciones ferroviarias, se desarrolló el Parque Temático “Plaza de las Tres Centurias” que se ha convertido en un importante espacio turístico, recreativo, cultural y de servicios con una esencia eminentemente histórica, basada en la tradición ferrocarrilera del estado.
Aguascalientes forja en su costilla uno de los planos históricos más importantes del país. Con sus vías férreas y su progreso de hierro; con su industrialización y capacidad laboral. Con todos y cada uno de esos instantes de disloque cotidiano y personalidad única. Aguascalientes es tradición ferroviaria: tradición de rostros, letras, voces y huellas que en la mente se vuelven tenues, que se relegan a sombras de celebraciones anuales; pero con la raíz que aún se entierra muy dentro del estado, en el purito corazón, que bebe del reconocimiento de su gente, de la mención de honor, del saber que la memoria hidrocálida la mantiene; del saber que aun con todo, se escribe de ella.
Bienaventuradas sean las memorias de hierro del estado.