Publicado en noviembre 20th, 2018 | por Rodrigo Pérez Téllez
¿NEOFASCISMO DISFRAZADO DE “CUARTA TRANSFORMACIÓN”?
Hoy, 20 de noviembre de 2018, inicia la cuenta regresiva para que dentro de 10 días la actual administración pública federal entregue en actos simbólicos, pero también de forma constitucional, el poder ejecutivo a la “Cuarta Transformación”, que a partir del 1º de diciembre de 2018, comenzará a ejercer constitucionalmente el poder en el ejecutivo y judicial, pues en lo que respecta al poder legislativo, es decir, la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores, lo vienen ejerciendo desde el 29 de agosto con una abrumante mayoría de 247 legisladores en el Congreso de la Unión y 59 en la cámara alta.
Estos indicadores no sólo han borrado de la geografía política de México a partidos que han conservado y luchado por el poder durante décadas, como lo es el PRI y el PAN, sino que también, las ideologías que ostentan estas opciones partidistas –que ahora fungen un rol de oposición- se han diluido en las agendas públicas, lo cual habla de un inédito carácter que vivirá México los próximos años, es decir, un proceso dicotómico de apertura-cierre, en donde por un lado, se observa que las nuevas políticas económicas apostarán por cerrar al capital extranjero para que inviertan en el país, pero también, abrirán una puerta que en México nunca se ha abierto en lo que respecta al poder ejecutivo, es decir: la izquierda, pero no cualquier tipo de izquierda, sino una izquierda híbrida, renovada, novedosa, desafiante.
Y a todo esto ¿qué significa que esta nueva izquierda haya llegado a la presidencia de México en 2018?, para mi lectura, no sólo implica la modificación de políticas económicas para apostar por el proteccionismo –como lo vimos con la cancelación del NAICM-, sino también, la exaltación de valores e ideologías nacionalistas, como lo es por un lado la utilización de plataformas virtuales en Facebook y portales web como “Nación Unida” en dónde promueven discursos xenófobos contra la Caravana Migrante, pero por otro lado, la intención de recuperar archivos y material histórico en el extranjero para “protegerlos” como patrimonio de la nación, sin embargo, más allá de que estos se encuentran conservados bajo altos estándares de calidad y que además han permitido construir en el extranjero las representaciones sociales del México antiguo, también han sido materia de múltiples estudios científicos y académicos, tanto así, que en ocasiones, los extranjeros conocen y saben más de la historia de México que los propios mexicanos.
Estas propuestas, por poner en la mesa algunos ejemplos, tienen un claro mensaje de fondo, que para mi gusto, es meritorio de discutir y generar debates en la esfera pública, pues desde mi óptica, México está formando parte de un efecto dominó que se viene gestando en el mundo desde hace casi un lustro con la llegada de un fascismo del Siglo XXI que identifico como un neofascismo, en donde se percibe la llegada de este nuevo híbrido de ideología política que articula elementos de la ultraderecha como valores nacionalistas, xenófobos y los combina perfectamente con rasgos de la izquierda como lo es el populismo, la oposición a las democracias liberales y la exaltación del indigenismo.
Este neofascismo se viene gestando en Europa desde el 2014 con países como Hungría, Polonia, Austria, Bélgica, Francia y Dinamarca en donde tuvieron altas tasas de porcentaje de votos en sus últimas elecciones por la ultraderecha, pero también, hemos visto cómo este movimiento político ha logrado infiltrarse en referéndums como el “Brexit” y la independencia de Cataluña de España, en donde ambos apuestan por exaltar políticas económicas proteccionistas, anti-migratorias y nacionalistas, pero desde mi perspectiva, la figura que ostenta y legitima con mayor poder político en el planeta el neofascismo es Donald Trump, quien tiene a su cargo a la Oficina Oval de la Casa Blanca de Estados desde 2016.
Ante este contexto de carácter global, ¿qué le espera a México con el neofascismo?, es decir, con la “Cuarta transformación”, ¿se tratará de la llegada de una izquierda fortalecida, novedosa y renovada que buscará el progreso en la nación?, o bien, ¿se tratará cómo aquella promesa del 1º de diciembre del año 2000 que apostaba por cambiar la nación pero que terminará abriendo la puerta a regímenes híbridos como el neofascismo para el 2024?
Usted tiene la última palabra, amable lector.