Publicado en noviembre 27th, 2018 | por Rodrigo Pérez Téllez
¿Quién ejerce un contrapoder al periodismo colaborativo?
El día de ayer tuve la oportunidad de asistir al XXII Seminario Internacional de Comunicación y Sociedad “Fake news, posverdad y el futuro del periodismo”, actividad que formó parte de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, Jalisco, en donde participaron investigadores de la UDG, la UNAM y del Instituto Universitario de Maia en Portugal.
En este evento fue posible reflexionar sobre cómo estos tres conceptos se articulan y conjugan para conformar un nuevo paradigma en el poder comunicativo en la esfera pública –como anteriormente lo había sugerido en este espacio- y el porvenir de este nuevo paradigma plantea muchos desafíos, pues las actuales y nuevas generaciones están apostando como principal medio para consumir información noticiosa las redes sociales digitales, lo cual plantea retos en diversas dimensiones para los medios de comunicación tradicionales (radio, prensa escrita y televisión), pues estas plataformas virtuales han modificado completamente el “deber ser” de consumo-producción, en donde la audiencia ha tomado un papel protagónico como “prosumidor”, es decir, un nuevo modelo en el que la audiencia produce, consume y propaga sus propios contenidos a través de las mismas.
En este sentido, esto plantea un serio problema en lo mediático, pues estas nuevas audiencias, al asumir un papel de “prosumidor” no se dan a la tarea, o bien, no se interesan por contrastar si la información que están produciendo y consumiendo es real o es mentira, lo cual ha devenido en la generación de productos informativos falsos, o como popularmente se han conocido durante los últimos años como “fake news”, las cuales en su mayoría apelan a la “posverdad”, que de acuerdo al Diccionario de Oxford, además de elegirla como la palabra más usada durante el 2016 y 2017, la define como lo “Relativo o referido a circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones y las creencias personales.”, es decir, la posverdad apela a las emociones de las personas para influir en su decisión sobre determinado hecho más allá de que si la información es verdadero o ficticio.
Es en este contexto donde el futuro de periodismo se vislumbra nada prometedor, por lo que han surgido iniciativas de periodismo colaborativo que buscan volver a legitimar la esencia original del periodismo, que reside primordialmente en fungir como un contrapoder a los poderes del Estado, pero también, para reanudar el pacto “periodista-lector/audiencia”, el cual planteó el día de ayer María Elena Hernández Ramírez, investigadora de la Universidad de Guadalajara, quien estableció una crítica sobre este tipo de iniciativas, pues los periodistas ya no son percibidos como “figuras de autoridad que informan de manera unidireccional y cerrada”.
Explicando a detalle, podemos ver que han surgido iniciativas de periodismo colaborativo en todo el mundo que han buscado verificar la información falsa de determinados acontecimientos, por ejemplo “CrossCheck” en Francia, “Electionland” en Estados Unidos, “Colombia.check” en Colombia”, “Chequeado” en Argentina y en un contexto más cercano en México “Verificado 2018” con sus respectivas elecciones federales, las cuales comienzan a tomar cada vez mayor fuerza y poder político en las diversas democracias e industrias mediáticas alrededor del planeta, sin embargo, estas también han sido cuestionadas por sus intereses políticos que van más allá de ofrecer a las audiencias información verídica para tomar decisiones en materia electoral con base a evidencia en datos duros, por ello es que como reflexión final, me cuestiono y retomando un planteamiento del investigador español Ignacio Ramonet en su libro “Medios, poder y contrapoder: de la concentración monopólica a la democratización de la información”… si los medios son un contrapoder a los poderes existentes, ¿el periodismo colaborativo nace como un contrapoder de los “prosumidores”?, ¿quién ejerce un contrapoder al periodismo colaborativo?.
Usted tiene última palabra.