Identidad universitaria

Publicado en febrero 1st, 2019 | por Jesús Armas

El Servicio Social en México

“Hay cosas que sentimos en la piel,

otras que vemos con los ojos,

otras que nomás nos laten en el corazón”

—Carlos Fuentes

 

El Servicio Social surge con dos propósitos fundamentales: vincular al estudiante con su entorno y devolver en forma de acción social, los beneficios que recibió durante su preparación. Los planteamientos iniciales en México, fueron hechos por estudiantes que luchaban por la autonomía universitaria en 1929 y por maestros como Antonio Caso y el Lic. Enrique Gómez Morín

A mediados los años 30s un proyecto de servicio social de los pasantes de medicina en las comunidades rurales con carencia de servicios de salud fue presentado por el Dr. Gustavo Baz Prada, entonces director de la Escuela Nacional de Medicina de la Universidad Nacional, al presidente Cárdenas, quien lo autorizó, dando instrucciones para que el Departamento de Salubridad Pública aportara el presupuesto necesario.

En 1945 se incorporó en la Constitución Política la obligación de prestar el servicio social. Desde ese momento hasta 1980, el servicio social tuvo una estrecha vinculación a la formación de los cuadros burocráticos de las instituciones gubernamentales, lo cual llevó a que muchas veces esta práctica se redujera básicamente al apoyo a la administración. En 1981 se creó la Comisión Coordinadora de Servicio Social de los Estudiantes de las Instituciones de Educación Superior (COSSIES) para coordinar esta actividad a nivel nacional y vincularla a los proyectos de gobierno para el bienestar social.

Al desaparecer COSSIES surge en su lugar, en 1985, al interior de la Secretaría de Programación y Presupuesto, la Dirección de Apoyo al Servicio Social de los Estudiantes y de Análisis del Empleo (DASSEAE), misma que en 1989 se transformó en Dirección de Apoyo al Servicio Social (DASS), instancia que pasa a formar parte de la estructura de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) durante el sexenio de 1989 a 1994. Para este periodo, el Programa para la Modernización Educativa hace énfasis en que el servicio social debe ser útil para solucionar los problemas de la población, principalmente la de los grupos en extrema pobreza.

Teniendo claros los antecedentes, se resalta la importancia del servicio social, no como un requisito más de titulación, sino como una forma de retribuir a la sociedad gran parte de los elementos que forman al profesionista egresado: Le conceden una visión general de la diversidad ideológica y cultural de su espacio público; una guía para centrar sus intereses y decidir sobre su especialización académica, y sobre todo, un sentido humanista.

En épocas donde la información se filtra y degenera por la enorme extensión de la tecnología y la inadecuada formación crítica, se genera un desapego e incluso un desencanto por la solidaridad. Es esa iniciativa de apoyo, de unión, la que enfrenta al estudiante con la realidad; una realidad de cambios en las estructuras fundamentales del individuo en sociedad. Teniendo eso en mente, consigue adaptarse y ser un elemento útil en la suma de esfuerzos para la mejora y equilibrio del entorno público y privado.

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