Publicado en julio 3rd, 2019 | por Juan Jesús Tlapalamatl
Real y Breve: ¿Tiene Borges algo que ver con la comunicación?
Jorge Luis Borges, argentino que fue ensayista, escritor, poeta y traductor, nació el 24 de agosto de 1899 en Buenos Aires, Argentina, y fue heredero del legado militar familiar, en su casa aprendió a hablar inglés, convirtiendolo en su segundo idioma.
Borges devoraba libros a montón cuando era niño, al igual que otros grandes escritores o literatos, como por ejemplo Juana de Asbaje.
Él escribía para callar una voz interior, y prefería leer antes de escribir, nunca se consideró un gran escritor, no por modestia, sino que creía fervientemente en esto.
Entre los libros que completan un compendio de cuentos maravillosos encontramos “La Historia de la Infamia”, “Ficciones”, “El Aleph”, “El libro de Arena”, entre otros, que reúnen la grandeza de este escritor.
Borges fue el que encabezó el movimiento ultraísta en la Argentina, que junto con España, fueron los países que se opusieron al modernismo, y crearon un movimiento nuevo, que tenía como objetivos principales eliminar el sentimentalismo, colocar como principal elemento a la metáfora, se eliminaban las palabras inútiles como nexos o adjetivos, desapareciendo también la rima y la puntuación de la poesía que dejaba un poema “esquelético” y puro. La idea era hacer síntesis con las palabras y no un derroche de ellas. Dos imágenes debían ser posibles de representar en una sola y así realizar una síntesis suprema de la representación.
“Proclamamos la necesidad de un ultraísmo, (…) nuestra literatura debe renovarse, debe lograr su ultra, como hoy pretende lograrlo nuestro pensamiento científico y político. Nuestro lema será ultra, y en nuestro credo cabrán todas las tendencias sin distinción. Más tarde estas tendencias lograrán su núcleo y su definición. Por el momento creemos suficiente lanzar este grito de renovación y anunciar la publicación de una revista que llevará este título: Ultra, y en la que sólo lo nuevo hallará acogida”. Manifiesto realizado por Guillermo de Torre sobre el ultraísmo
Del otro lado de la moneda,el modelo de la comunicación de Shanon y Weaver, plantean diversos problemas dentro del ámbito de la transmisión de mensajes, que tienen que ver con la cantidad de información, la capacidad del canal de comunicación, el proceso de codificación del receptor y los efectos del ruido.
Recordemos que dicho modelo plantea que el proceso de comunicación se realiza mediante la transmisión de información a través de un emisor, pasando por un canal hasta llegar a un receptor quien decodificará el mensaje.
Y aunque sabemos que la comunicación puede ser más compleja que lo planteado por dicho modelo, que mecaniza el proceso, es un antecedente para demostrar que Borges es un gran comunicador, o al menos, con el movimiento ultraísta pretendía hacerlo.
Borges quería hacer de la literatura un medio de expresión más real y menos sentimental. Expresar lo que realmente se quiere comunicar sin tantos alardes, sin derrochar palabras, y eso es un principio muy propio de los grandes comunicadores, las personas que expresan en pocas palabras un gran mensaje para que la persona que se encuentre del otro lado del canal lo entienda perfectamente. Entre más extensa sea la información para comunicar más problemas se va a tener al decodificar por parte del receptor.
Y si la literatura es un lenguaje propio del alma, Borges quería que se llegara más pleno a la conciencia del otro, para descifrar en el que se lee a él mismo.
Así entonces la literatura borgiana busca tocar otros sitios, salir de lo cotidiano, pero al mismo tiempo mantenerse dentro de ello, porque un lenguaje requiere necesariamente dos personas al menos. Y la literatura de este autor es ficción que desentraña la propia realidad del que lo escribe, ir más allá de lo ya pensado, de lo ya escrito.
Por eso la literatura de Borges es maravillosa, porque crea un mundo, entendía perfectamente que la literatura es un lenguaje y era posible edificar otra realidad, tuvo el ingenio de hacerlo y comunicarlo a la perfección porque iba más allá de lo pensado y lo comunicaba tan claramente que lo complejo resultaba fácil de entender, de leer y al final lo que creó fue un juego del lenguaje como los tantos que describe el segundo Wittgenstein. Y no satisfecho con su mundo, crea en sí mismo otro, que vuelve a crear otro, y nos encontramos inmersos en el sueño del sueño que pensó Borges.
¿Por qué utilizamos siempre las mismas palabras si el diccionario está llena de muchas que remplazan o dan mejor definición a lo que planteamos hablar?
Hay muchísimas razones para leer a Borges, y como lo mencioné anteriormente tiene una cercanía con la comunicación de manera que nos abre a la pregunta de si lo que estamos haciendo con la literatura es lo correcto. Al final el lector es el dueño de ella, y es nuestro deber develar a la persona que escribe lo que leemos.
La brevedad al escribir es un recurso, que debería ser valorado por todos. Y no sólo en la escritura, también en el ámbito de comunicación, de los medios. En un mundo acelerado el tiempo vale más que el oro y es hoy un factor que determina el lugar de los grandes comunicadores, hacer creer que el tiempo no lo están perdiendo, sino que está siendo invertido.