Publicado en mayo 7th, 2020 | por Locus
Ghibli una a la vez: La Tumba de las Luciérnagas
La tercera película de los estudios Ghibli cambiaría por completo el modo en el que se desarrollaban las películas de animación en su tiempo, ésta ya no contenía historias fantásticas con seres místicos, ni serían protagonizadas por personajes llenos de alegría o esperanza, al contrario, el escenario sería un japón azotado por la segunda guerra mundial y nuestros protagonistas serían dos niños tratando de sobrevivir a la crisis post guerra.
La Tumba de las Luciérnagas fue la primera película de Ghibli dirigida por el cofundador de los estudios, Isao Takahata, quien previamente había fungido como productor en las entregas anteriores dirigidas por Hayao Miyazaki Nusicaä Del Valle del viento y El Castillo en el Cielo.
Isao nos cuenta la historia de Seita y Setsuko, dos hermanos, que, viéndose sorprendidos de repente por un ataque a su pueblo, quedan huérfanos y comienzan una catártica aventura por sobrevivir, siendo Seita el hermano mayor, él es el protector de Setsuko, quien a su corta edad no podría sobrevivir por si sola.
El giro que tiene este filme se nota desde el inicio de la película, donde podemos ver a Seita moribundo en una estación de tren, donde dará sus últimos alientos antes de poder reunirse con el espíritu de Setsuko, ahí es donde comienza esta desgarradora historia, remontándonos al pasado para recordar junto con ellos, los últimos días de sus vidas.
La importancia de La Tumba de las Luciérnagas es el poder resaltar entre todas las demás películas animadas con tema bélico, donde se caricaturizan las situaciones hasta el punto donde sólo hay buenos o malos, donde se toma más la propaganda y el uso comercial que la conciencia y los demás puntos de vista; Isao Takahata muestra un punto de vista indirecto de la guerra, muestra la parte que queda invisible, la parte donde hay familias enteras que quedan destrozadas por los daños colaterales, no muestra una sociedad que se una y se apoya entre la misma, sino que muestra a cada quien tratando de sobrevivir por sus propios méritos, Seita y Setsuko no son los más afectados por la guerra, ellos sólo son una pequeña muestra de lo mucho que tienen que pasar algunos para sobrevivir, y es ahí donde La Tumba de las Luciérnagas se convierte más que una película, en la primera obra maestra del Studio Ghibli.
(René Estrada, 8vo. LCI)