Opinión y Editoriales

Publicado en noviembre 17th, 2020 | por Selene Porras

El Binomio Perfecto Danza y Cine

Yo tengo dos grandes pasiones en mi vida son la danza contemporánea y el cine, es por esa razón que el día de hoy quiero dedicar estas líneas a ambas expresiones artísticas.

El baile ha logrado relacionarse con el cine desde el nacimiento del séptimo arte, y ha sido utilizado por los grandes directores en sus películas, incluso en la etapa muda. Están, por ejemplo, los pasos extasiados de Gene Kelly en Cantando bajo la lluvia (1952). O la danza de la muerte en El séptimo sello, de Bergman (1957). La composición de danza y canto en la escena de la liberación del pueblo campesino en Novecento (1976), de Bertolucci, y el baile de tango de Al Pacino al son de la melodía Por una cabeza de Gardel en Perfume de mujer (1992). Incluso John Ford incluyó escenas de baile en sus westerns más célebres y puedo seguir con títulos y títulos de inumerables películas como “Cantando bajo la lluvia”, “West Side Story” o “Dirty Dancing” y una lista interminable, ya sabrás que el siguiente artículo trata de la estrecha relación que ha tenido el baile con el cine. Desde sus inicios el cine ha recurrido al arte de bailar para expresar sentimientos y belleza, utilizando a bailarines como estrellas y a coreografías como reclamo del público, llegando a convertirse en un auténtico género.

Todos recordamos películas en blanco y negro donde estilos como el claqué eran la tónica común en películas que tenían a bailarines de la talla de Gene Kelly o Fred Astaire como grandes protagonistas. Los musicales de Brodway también servirían cómo fuente de inspiración al cine, siendo normal ver en las carteleras del cine musicales tan reconocidos como “Brodway Melody” (1929) o “Funny Face” (1957).

En este sentido, el cine ha servido como herramienta para plasmar la evolución del baile en el siglo XX, quedando para la posteridad auténticas joyas donde las coreografías juegan un papel principal, como “West Side Story” (1961) o “Dirty Dancing” (1987).

Hubo películas que además marcaron época, como el film “Fiebre de sábado noche” (1977). En esta película aparece la figura de un verdadero icono de esta generación, Tony Manero, que reflejaba la locura del movimiento disco de los años 70. También será recordada la película “Grease” (1978) por sus coreografías y temas musicales. Curiosamente, estos dos largometrajes fueron interpretados sobresalientemente por el actor Jhon Travolta. Y si hablamos de Travolta no podemos olvidar aquel baile que protagoniza junto a la actriz Uma Thurman en la película “Pulp Fiction” (1994), un baile al que todos hemos recurrido en alguna ocasión. En los últimos años, hemos podido observar como películas de baile como “El Cisne negro” (2010), o “The Artist” (2011) han sido galardonadas con algún Oscar.

La finalidad originaria del cine es el registro del movimiento, mientras que la danza es en sí misma movimiento. Tanto cine como danza significan una expresión cinética que configura imágenes, unas aprehendidas en el soporte cinematográfico y otras casi volátiles que se diluyen en la transición de formas proyectadas por el cuerpo humano, instrumento primordial de la expresión dancística.

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