Cine y Circo: Cuerpo, Superación y Comunidad

Cuentan las malas lenguas que hace 250 años, en un terreno abandonado cerca de Waterloo, en Londres, un showman, empresario y jinete ecuestre que respondía al nombre de Philip Astley dibujó un círculo en el suelo, como hicieran Rómulo y Remo fundadores de Roma, y en lugar de fundar un impero, lo llenó de asombrosos actos físicos.

Este espectáculo fue el primer circo del mundo. Era 1768, un tiempo de revoluciones, pero la verdadera revolución que Astley creó fue una forma de arte completamente nueva. Su anillo de 42 pies, la deslumbrante combinación de malabaristas, acróbatas, payasos, hombres fuertes, jinetes a pelo… Desde sus humildes raíces en las orillas del río Támesis, se extendió rápidamente. La primera gira de Astley’s en el extranjero fue en Irlanda. Desde allí realizó una gira por Europa y luego se extendió a América. El circo, comenzó en este momento en 1768.

Recordando este acontecimiento tan hermoso, que dio lugar a una de las artes vivas que más me han inspirado a lo largo de mi vida quiero estos días invitaros a una serie de películas que tienen al espectáculo circense como protagonista.

Me gustaría empezar introduciendo esta serie con un cortometraje que aglutina de alguna manera todos los valores que transmite el circo a todo aquel que asume la disciplina y el coraje de entregarse a su práctica. Os quiero presentar “El circo de las mariposas” (2009) dirigido por Joshua Weigel, que nos introduce a la historia del señor Méndez (Eduardo Verástegui), quien, durante la Gran Depresión, recorre con su circo los parajes desolados de Estados Unidos. En pleno recorrido encuentran a Will (Nick Vujicic), un joven sin brazos y sólo el amago de una pierna, expuesto en una feria como un error de la naturaleza, escapa y se une a la troupé de Méndez, donde descubre otra forma de hacer espectáculo y se plantea su porvenir a la luz de sus nuevos compañeros.

Creo que en esta producción la parte técnica está al servicio de la temática, aun así, creo que hay un cuidado de la fotografía y el paisaje. Igualmente, con la interpretación, quizás no sean las interpretaciones estelares, pero se consigue transmitir un mensaje que creo que en este caso es lo realmente importante. En su día el cortometraje, levantó muchas críticas y premios, debido a la temática y a la vida personal y profesional de algunos participantes, principalmente de Nick Vujicic, fanático cristiano y de la economía capitalista, mercantilizando su discapacidad física (le faltan las cuatro extremidades) como símbolo de superación personal. Independientemente de las controversias, en este caso nos ocupa el audiovisual en sí, del que insisto se desprende una historia inspiradora.

Es un cortometraje emocional que da una visión acertada de la superación personal, la promoción de la autonomía personal, el compañerismo, la puesta en valor de las capacidades de toda persona… Y tal vez lo mejor es que no puedo hablar de forma neutra, porque a mí misma el circo y la danza me han ayudado a conectarme con una parte mí y con un montón de personas que forman parte indiscutible de mi vida

Son veinte minutos de belleza, una historia simple que nos hace reavivar los sentimientos más básicos y primarios que tenemos, y cómo no a través de la comunidad generada a través del circo. Hoy en día sonreír, irse feliz a la cama, con una buena sensación, es un plato de alto coste que muy pocas veces podemos degustar. Y aquí podemos conseguirlo.

Espero que la disfruten, que no se queden en lo superficial y les invite a acercarse a los más profundo de ustedes, de su cuerpo y de lo que pueden conseguir en comunidad.

COMPLETO: https://www.youtube.com/watch?v=od2lg1ZC20s