Publicado en diciembre 15th, 2020 | por Selene Porras
Bailando en la Oscuridad, un Poema a la Muerte
“Bailando en la oscuridad” (Dancing in the Dark) es uno de los filmes más bellos de los últimos tiempos y es algo más. Es un poema, un canto a la muerte capaz de alimentar desprecio, rechazo o desdén con tanta energía como convoca la vehemencia. Dirigida por Lars Von Trier y estrenada el año 2000, es una de esas experiencias que descolocan, que perturban, que generan un cambio radical en muchas personas.
La película es una total deconstrucción del musical clásico hollywoodense, la cual sigue siendo efectiva en la actualidad; a lo largo de sus 140 minutos desarma toda la estética visual de los musicales tradicionales. La banda sonora de la película, lanzada como el álbum Selmasongs, fue escrita principalmente por Björk, pero varias canciones presentaron contribuciones de Mark Bell y las letras fueron de von Trier y Sjón . Tres canciones de The Sound of Music, musical de Rodgers y Hammerstein se utilizaron en la película. En “Bailando en la oscuridad”, Lars juega con ruidos industriales y otros sonidos incidentales para crear toda una banda sonora que rompió lo que se acostumbraba en los musicales típicos de los años 90. La película crea un ambiente que lleva al espectador a empatizar con la historia, en la cual von Trier muestra cómo, cuando se va perdiendo la vista, se le comienza a dar color a los sonidos de la cotidianidad.
Bailando en la oscuridad presenta una analogía en la cual contrapone la ficción y la percepción de la realidad, y resalta cómo van coexistiendo en la mente de la protagonista quien, se ve cegada literal y figurativamente por la ilusión de salvación que los musicales traen a su vida.
Es un largometraje que habla de la injusticia social, de las diferencias existenciales entre pobres y ricos, de una inmigración convertida en la esclavitud moderna, en una ratonera que atrapa sin soltar nunca más; y del egoísmo, de la fantasía como recurso para sobrevivir, de la doble moral que preside un mundo enloquecido en el que los malos tienen todas las de ganar y en los que se implanta la pena de muerte para resolver problemas sin acabar con su raíz.
Es un filme que a pesar de tener un guión a simple vista no demasiado imaginativo (la madre pobre luchando por su hijo, la bondad de las clases bajas, la autoridad incomprensiva y opresora…), en manos de este brillante cineasta danés, ícono talentoso del cine independiente y la magistral actuación de Björk y sus compañeros, se convierte en parte de un cine revolucionario que, a diferencia de otros, no tiene ningún tipo de convencionalismo. Sin duda una película que no puedes perderte.