Cinefilia

Publicado en diciembre 28th, 2020 | por Selene Porras

El Cine Quinqui Español o Filmar Desde Abajo

Normalmente asociamos la industria del cine a los grandes presupuesto y grandes historias. Una industria para y de la clase privilegiada, donde se muestran estereotipos de belleza, fuerza y valentía inalcanzables, que al observarlos resoplamos deseando que en algunas ocasiones nuestra vida fuera una película.

Pero, por suerte, aunque de una manera cruda, hay otra parte del cine que se encarga de visibilizar una realidad más común, mayoritaria y cercana. Ya os había compartido algunas reseñas de experiencias de cine comunitario, ahora quiero “saltar el charco” y acercaros a un género propio de España, el cine quinqui.

El cine quinqui, narra la vida de los quinquis de España, vivencias y las aventuras de delincuentes de estrato social muy bajo, siempre jóvenes o muy jóvenes, y que han alcanzado la fama por los delitos cometidos. Este género se hizo muy popular en España a finales de la década de 1970 y de 1980, cuando alcanzó su máximo esplendor​ debido a la gran inseguridad ciudadana que vivía el país en aquella época. Un aspecto que me gustaría destacar, es la frecuencia con la que un delincuente habitual real se convierte en actor y que se interprete a sí mismo o a otro delincuente (al cual conoce o ha conocido), pretendiendo darle así un mayor realismo a la cinta.

Muchas de estas películas son biográficas o pseudobiográficas, centradas en narrar la vida de un determinado delincuente, así como su entorno, sus fechorías, la situación de exclusión social sufrida, torturas sufridas en comisaría, etc. Es común presentar al delincuente como un personaje “noble” fiel a unos determinados valores como la lealtad grupal, el amor a una determinada mujer “arrebatada” en ocasiones a un clan o grupo social rival, o la preocupación por el bienestar de su familia.

El tema central del cine quinqui es la delincuencia y la marginalidad que la rodea. Así se presente como algo normal el mundo de la droga y lo que lo rodea. Tal es así que no es extraño ver en estas películas a toxicómanos preparando la dosis de “caballo” (heroína), “chutándosela” (inyectándosela), “colocados” (drogados) o con “el mono” (síndrome de abstinencia).

De esta manera, durante los próximos días, será un placer iros descubriendo esas películas, que nos acerquen el mundo quinqui. Empezando desde el principio, en 1977 el director José Antonio de la Loma presentó su filme “Perros callejeros”, punto de inicio de este subgénero, que, junto a “Perros callejeros II: Busca y captura” (1979) y “Los últimos golpes de El Torete” (1980), suponen el “comienzo” de este tipo de cine. Junto a la trilogía de Perros callejeros hay que destacar también la película “Navajeros” (1980), de Eloy de la Iglesia, que se erigen como verdaderas semillas del subgénero. El “fin” lo podemos delimitar con otro trabajo de este último director: “La estanquera de Vallecas” (1989). Es verdad que después ha habido filmes que han tratado sobre drogas o delincuencia juvenil, pero hay que aclarar que los parámetros sociales, históricos e incluso cinematográficos han cambiado. Es bueno precisar que «hubo un tiempo quinqui y también un espacio quinqui», y lo mismo le ocurre al cine.

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