Publicado en marzo 2nd, 2021 | por Andrea Márquez
8 Poemas Cortitos Para Llevar en tu Bolsillo
La poesía es aquella arma vital con la que necesitamos contar siempre. Nos salva de las tristezas, pone en orden a nuestros pensamientos, genera un propósito a nuestra felicidad y nos refugia del inevitable sentir de un corazón roto. La verdad es que existen muchísimas razones por las que deberías leer y escribir poesía, ya sea un verso o dos… o una estrofa completa.
Debes, al menos una vez, encontrarte con este género literario que hará volar tu mente por su belleza estética a través de la palabra. Y lo digo en serio, no hay nada que te haga sentir como la poesía, a menos de que estés enamorado. A continuación, te muestro ocho poemas cortitos de autoras hispanohablantes y contemporáneas que puedes cargar siempre en tu bolsillo, o en todo caso, en tu celular.
Poema titulado “Lo que viene”,
del blog “Brevedad” por Andrea Valbuena
Quiero conocerte tanto
que pueda predecirme.
Saber que cuando tú pienses la palabra
yo la estaré pronunciando
y que el futuro, al fin,
será un claro de luz
abriéndose paso entre las nubes.
Del Poemario “Baluarte” por Elvira Sastre
Eres tan bonita
que decírtelo resulta redundante
y no decírtelo
se parece al silencio.
Al final siempre acabo besándote,
que es la mejor alternativa a la poesía.
Y ya sabes
que a mí me gusta acabar los poemas
con el verso perfecto,
ese que empieza en un papel
y acaba en tu boca.
Del blog “Garganta de Algodón” por Paola E. Haiat
Tal vez un día este sentimiento se convertirá en un poema largo.
Un poema de esos que repiten los corazones rotos casi por inercia, la fuente inagotable de dolor para un corazón triste que quiere regocijarse en la agonía de haber perdido algo que realmente amaba.
Tal vez algún día esta tristeza se transforme en algo más bonito. Que sea inspiración para otras almas solitarias, que sea una oda a la infelicidad, que sea algo más que un sentimiento que me hace llorar.
Tal vez algún día la oscuridad se transformará en letras y brillaré. Tal vez algún día aprenda los adjetivos que describan lo que me derriba sobre la cama y me convierte en inercia adquirida. Mis lágrimas serán capaces de escribir en lugar de sólo escurrir y seré capaz de pronunciar en voz alta que voy mejor.
Tal vez algún día a la infelicidad le cueste más agarrarme y pueda desasirme de su abrazo. Que pueda moverme de un lado al otro sin que represente un acto de supervivencia y pueda sentir algo. Lo que sea. Necesito reemplazar a este vacío con algo.
Tal vez un día escriba el poema más bonito, pero mientras tanto, por hoy, sólo transito.
Del blog “Lanzarse al Vacío” por Mariana P. Vallejo
Ansiedad
Un temblor chilla
una instrucción de evacuación
del edificio
que
se
derrumba
y soy yo misma.
Camino sabiendo que una vez fui más.
Sonrío recordando una sonrisa.
Lloro evocando un llanto menos auténtico,
uno que se daba más importancia
y estaba más lejos
del desequilibrio,
del viento, el aire, el oxígeno que me ahoga
con su aliento amargo.
No es la muerte
ni la vida,
son las palabras que dan vueltas volteretas piruetas
y una mortal
y me asfixian.
Detonan un instinto de supervivencia
lanzando golpes hacia el humo
o la niebla
que me ciega.
Soy la emergencia
de la que mi cuerpo se protege.
Del blog “Ridícula Calamidad” por Patricia García-Rojo
tú no me ves como soy,
ni siquiera como me imaginas,
me ves desde el que temes que sea,
y desde el odio al que sería construyes acantilados, distancias, heridas
que yo no puedo sanar.
Poema “descomposición 12” de Irene X
Vendrán canciones mejores
pero no tendrán tu letra
ni me harán olvidar la música.
Hazme de noche antes de quedarme despierta.
Tenemos que empezar a dejar claro entre nosotros
quién va a echar de menos
y quién a dormir.
Poema “Descubrimiento” de Luna Miguel
Descubrí en mi sangre
de pronto a una abuela
a una hembra
y una hilera larga de madres cantando
y una tierra negra sembrada por ellas
y entonces crecí
y me hice grande como las estrellas
me hice larga como los caminos
me entendí mujer
una mujer negra.
Poema VIII por Raquel Vázquez
Amor, pregúntame esta tarde. Sabré aprehender tus palabras con mi alma de carne y de miseria; amor, desgráname en tus labios con los párpados; amor, derrama el cántaro en el rincón tranquilo, viértete en la hondura de mi abierto mimbre: el agua que te ofrezco está desnuda en mi garganta.