Publicado en marzo 25th, 2021 | por Andrea Márquez
¡El Drag Race ya Existía Desde hace más de 100 años!
Los orígenes del Drag son mucho más icónicos que ahora, si nos ponemos a analizarlo. Hablamos de veladas con champagne y labial rojo, donde drag queens, trasvestis, transgénero o simplemente queer, se desplegaban fabulosxs con vestuarios despampanantes, al igual que RuPaul’s Drag Race.
Magnus Hirschfeld, activista LGBTQ+ y fundador del primer instituto de sexología en el mundo, mencionó una vez que los vestidos y las prendas más hermosas eran recibidas por el maestro de ceremonia, quien explotaba en un enorme carisma y lo acompañaba una fanfarria alucinante.
Durante el tiempo que los seres humanos han usado jeans, ha habido personas y figuras de la comunidad que han cuestionado el género de las prendas. A finales del siglo XVII y a principios del XVIII, comenzaron a surgir las primeras raíces de una escena única de baile y ambiente queer.
Luis XIV de Francia o también conocido como “El Rey Sol”, alentó el travestismo en sus fiestas. En 1620 existían los, llamados ahora, “drag queens barrocos” que organizaban fiestas salvajes en Lisboa. En España se encontraba el carnaval que permitía que los miembros del gabinete real participaran en el drag.
Y luego en Berlín ocurrieron un sinfín de bailes de travestismo que ocurrieron a finales del siglo XIX y que se extendieron hasta la década de los 30’s. Conocidos como Tuntenballs, eran reuniones que atraían a cientos de personas de toda Europa, a pesar de que todavía era ilegal ser gay en Alemania.
Una de las estrellas de aquel entonces, el cual se convirtió en una enorme celebridad, fue Hansi Sturm; bastante querido dentro y fuera de la escena del baile. Después, un esposo y padre de dos hijos se convirtió en la cantante y bailarina “Miss Eldorado”, reconocida principalmente por arrojar sus pechos falsos a la audiencia, recién terminado su acto.
Los hombres se presentaban a las pistas de baile con grandes trajes de noche, algunos sencillos y otros muy elaborados. De hecho, se consideraba vergonzosamente deficiente presentarse a un Tuntenball sin hacer todo lo posible para lucirse, e incluso con un ligero rastro de vello facial.
Pero no todo ocurrió en Berlín. En Manchester, unos años antes, un grupo de policías allanaron lo que sonaba como un baile épico en Temperance Hall. Y mientras tanto, en otras cercanías de Londres, se produjo el infame caso de Frederick Park y Tomas Boulton, mejor conocidos como “Fanny & Stella”.
Consideradas abiertamente como trasvestis, comenzaron sus carreras en el escenario como artistas drag, con su acto: “Stella Clinton o la Señora Graham, y Fanny Winifred Park”. A partir de entonces, las cejas comenzaron a levantarse y la ropa de mujer era cada vez más frecuente en las reuniones y otros eventos sociales.
No obstante, en 1870 durante una noche normal de teatro, ambos fueron arrestados de manera abrupta, y llevados a los tribunales por “supuestos actos homosexuales”. Aún así, el queer persistió, defendiendo el derecho a usar lo que quisieran y a amar a quienes amaban.
En Estados Unidos, la cultura del Drag tuvo una historia un tanto diferente. En el salvaje oeste, las ciudades pioneras organizaban “despedidas de soltero” en las que los hombres se soltaban en la pista de baile y, a veces, vestidos de mujeres. El travestismo en los Estados Unidos también era común en los bailes de debutantes del siglo XIX o en los campus universitarios.
Pero entonces, una cosa llevó a la otra. Y lo que comenzó como una diversión disfrazada, se convirtió en una cultura completa. Por lo regular, los bailes finalizaban con un “Desfile de Hadas”, en el que las reinas modelaban para los jueces (un panel de estrellas literarias y personalidades del mundo del espectáculo) y eran premiadas con un premio en efectivo.
Algo así como una versión centenaria de Drag Race.
Pero de todas las ciudades del mundo, la mejor sin duda fue Nueva York. Muchxs de lxs drags obtuvieron permisos policiales en Manhattan, uno de los verdaderos epicentros de la cultura Drag y queer, en donde incluso se lanzaron a lugares ilustres como el Madison Square Garden, el Webster Hall y el Astor Hotel.
Asimismo, en Greenwich Village y Harlem se celebraron bailes de máscaras y el “baile cívico”, manteniéndose como una de las fiestas de la ciudad durante la década de los 20’s. Y no tenías que ser rico o blanco para poder asistir, sólo tenías que usar lápiz labial.
Pero lamentablemente, fue la prohibición de la época lo que sofocó temporalmente la cultura drag en la ciudad de Nueva York. Sin embargo, eso no lxs detuvo. Frente a la intolerancia y la represión social y cultural, respondieron con fuerza. Y el hecho de que RuPaul haya llevado con éxito el esplendor del Drag Race a millones de televidentes, se debe a toda una historia social de hace décadas.
Y la verdad es que la historia continúa.