Publicado en octubre 29th, 2024 | por Locus Uno
Nada pasó: ¡ciudadano, tus sentidos te engañan!
“Todo lo que hasta ahora he recibido como lo más verdadero y seguro lo he aprendido de los sentidos, o por los sentidos: ahora bien, algunas veces he comprobado que esos sentidos eran engañadores, y es prudente no fiarse nunca por completo de quienes hemos sido alguna vez engañados”.
Así reflexionaba el buen René Descartes en su primera meditación metafísica. Como un racionalista ejemplar, invita a dudar de la información sensorial. ¿Cuántos filósofos no eran de este bando en tiempos de la modernidad? Estas discusiones ya no deben sonarnos tan lejanas. Ahora no son los filósofos los que nos invitan a desconfiar de los sentidos, sino el propio gobierno.
Ustedes bien saben la fama de aquel pequeño pueblo debajo de Aguascalientes, cuna de la inseguridad alteña… Encarnación de Díaz, Jalisco. Ya han escuchado las noticias y están en lo correcto si es que creen que todos los días hay algo que nos roba la tranquilidad. Pero desde hace algunas semanas nuestra tierra bendita se encuentra en llamas, más que antes.
Balaceras, desapariciones que aumentan, carreteras bloqueadas, extorsiones, cobros de piso, homicidios, amenazas al ciudadano de a pie… eso es lo que nos ha tocado ver. Todavía recuerdo con claridad cómo mi alma se llenaba de asombro al ver cómo las llamas que salían de un tráiler en medio del camino se elevaban cada vez más; tal vez así se siente ver a Dios, se siente como ver algo inmenso, que está lejos y al mismo tiempo cerca porque no deja de crecer, mientras la impotencia y la pequeñez inundan el sentir del sujeto que observa semejante acontecimiento. También sigo escuchando hasta el día de hoy las detonaciones de bala que nos impidieron llegar hasta el panteón para enterrar a nuestros queridos difuntos…
Pero ahora que veo los informes oficiales del gobierno, resulta que todo eso que presencié en realidad no pasó. Los balazos eran cuetes, las carreteras bloqueadas fueron un invento de los adversarios del presidente, las extorsiones eran bromas telefónicas de jóvenes sin oficio, los homicidios fueron parte de una obra teatral… ¿Quién lo diría? ¡Podría jurar que todo eso que vi era verdadero! Es que todavía no encuentro a mis hermanos desaparecidos, tampoco puedo pasar por algunos caminos bloqueados, y ayer me rozó un balazo en el oído… ¡Ay, seguro mis sentidos me engañan! Esta sangre que escurre de mi cuerpo es una ilusión, y si no veo a mis parientes, es porque tengo un grave problema psicológico, no es que los hayan secuestrado.
Así es, el gobierno nos invita a no confiar en nuestros sentidos. Eso que vivimos diario, el miedo, la inseguridad, son una mera ilusión. Todo eso es producto de un genio maligno.
Por eso, hermanos ciudadanos, obedezcamos al gobierno; no se espanten cuando escuchen balazos, razonen y se darán cuenta que en realidad son aplausos y palomitas; si reciben un impacto de bala, aunque sangren como si fuera real, también es producto del engaño de los sentidos; no ensucien la imagen del gobierno, porque él tiene otros datos. Digamos confiadamente lo que Descartes aconseja: “Debo rechazar firmemente la creencia de que las cosas son como los sentidos nos las muestran; he decidido hacer como si todo lo que hasta ahora he admitido como verdadero fuera una ilusión”.
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