“La austeridad republicana” en el Poder Judicial y Académico

Hace unas semanas pudimos ser testigos de cómo el presidente Andrés Manuel López Obrador confrontó por diversos frentes a los integrantes que conforman la estructura del Poder Judicial al buscar disminuir sus percepciones salariales bajo un discurso de “austeridad republicana”, quienes ante esta jugada política del Poder Ejecutivo se replegaron y colectivizaron para “cerrar filas”, evitando así una trasgresión a su propio poder político.

Sin embargo, este discurso político de “disminuir los salarios” en el Poder Judicial va más allá de una “austeridad republicana”, pues como en la política, la forma es el fondo, me parece que el Poder Ejecutivo busca restarle margen de acción y de poder político a quienes conforman la Suprema Corte de Justicia de la Nación, estructura que históricamente ha fungido como un poder preventivo frente a la acción de los sujetos sociales en un entorno cada vez más nocivo para los ciudadanos, por lo que uno se cuestiona si esta propuesta populista es para construir un contrapeso al Poder Judicial a través de su “constitución moral”, documento que sea capaz de hacer lo que servidores públicos, ministros y jueces no han podido o querido realizar a través de nuestra carta magna.

Es en esta misma tesitura que esta jugada política del Poder Ejecutivo se ha propagado hacia el poder académico, pues en estos últimos días hemos visto cómo se pretende disminuir el margen de acción y gestión política de las instituciones de educación superior y centros de investigación al querer disminuir los recursos destinados para sus acciones sustantivas como lo es la investigación, la docencia, la difusión de la cultura; pero analizándolo desde una dimensión política, se busca acallar ese poder que se ha configurado con el paso de la historia como una voz crítica hacia la estructura-acción del Estado, que además ha costado la vida de centenares de universitarios en los últimos 60 años en México para legitimarse como tal.

Es a partir de estas acciones donde debemos reflexionar sobre este nuevo discurso populista de “austeridad republicana”, pues más allá de una simple retórica que apela a las emociones en donde el mensaje es “quitarle a los ricos para darle a los pobres”, me parece que se esconden intenciones absolutistas de vulnerar el Estado de Derecho, en donde al restarle recursos económicos a estos poderes, se les disminuye su margen de acción política en los temas de la agenda pública como voces críticas, pero principalmente, como contrapesos frente a los poderes legislativos y ejecutivos.

Es aquí donde inevitablemente la frase “en la política la forma es fondo” cobra completamente sentido.