Un Análisis de Annabel Lee
Resumen:
El narrador evoca su amor de juventud por Annabel Lee “en un reino junto al mar”. Esta pasión provoca la envidia de serafines y demonios, que acaban con la vida de la doncella. Pero su presencia espectral llega a pervivir más allá de su muerte, haciéndose real al fin la fusión de las almas.
Análisis:
Es uno de los poemas que mejor ejemplifican el talento de creación poética de Poe, y una de las mejores obras de la literatura norteamericana; marcada firmemente por la angustiosa tragedia del autor en el símil de la mortandad.
El poema está narrado en primera persona y resalta el tópico de principal interés en el autor: la muerte de una mujer hermosa, cuyo concepto consideraba como el más poético del mundo.
El narrador no busca una reminiscencia del placer único que gozó al permitirse su pasión con Annabel al entablar y unir palabras, sino un discurso de acusación en contra de los entes que buscaban el quiebre único de su valor emocional. Recalcando como inútiles sus intentos. No era un amor finito. Era un vínculo de almas.
El valor de la mujer en la obra, es entonces, la del objeto valor. Una idealización del psique masculino con y para su entendimiento del amor. Parafraseando a Kierkegaard “ la mujer, la dama o la amada son construcciones del caballero, objetos de ficción”. En verdad, todo lo femenino es representación alegórica de lo humano que sólo resulta fascinante mientras se mantiene como tal: como una representación. El amor mismo es la tensión hacia ese objeto de ficción y, por tanto, no puede realizarse. La esposa no es la doncella que se deseaba, porque el deseo fabrica su objeto y el objeto de deseo y el de posesión no pueden coincidir. El verdadero amor es, por tanto, el arte de la renuncia.
Valor técnico:
El poema crea con facilidad una hipnótica musicalidad, respaldada en diversos recursos literarios. Hay abundancia de anáforas, repeticiones, rimas internas (congelando/matando) y una cuidada selección de vocabulario que genera un espectro de ambientación envolvente: El inicio mismo de la obra evoca el precepto básico de la estructura del cuento de hadas. Y palabras como “reino” y “doncella” transportan al lector al onirismo medieval.
Fusionando el aura de entornos situacionales mixtos, crea la singularidad de su trasfondo literario.
La rica variedad de ritmos, es la que logra la correcta evocación de significantes.
Posts relacionados.
Falsa liebre de Fernanda Melchor →
Han Kang, la primera asiática en recibir el Nobel de Literatura →
Desaparecer en “Cuando hablábamos con los muertos” de Mariana Enríquez →
