Opinión y Editoriales

Publicado en abril 7th, 2024 | por Uriel González

Tríptico sobre las despedidas de Imanol Martínez

Tiene que existir un nombre científico que designe el miedo a las despedidas: un nombre que explique las palpitaciones de un corazón desesperado que lucha para no encauzar las manos al cuerpo de un futuro ausente; un nombre que sea capaz de hablar de los temblores que aterrizan en el cuerpo apenas los días amenazan con convertirse en noches eternas hasta el regreso del que está a punto de irse. Si existe la escopofobia y las personas que miran fijamente, por qué no hay un nombre capaz de sintetizar sin mucha explicación y ciencia, esa separación que terminará por romper más cosas de las predichas. ¿Será acaso la fobofobia el nombre que buscamos? No, porque ese respecta a la angustia. ¿Atiquifobia? Tampoco, esa defiende el miedo a fracasar. No hay nombres, pero si existen las palabras, basta despedirse de algo que no quieres dejar ir, cerrar los ojos y escucharlas surgir de algún lugar entre el hígado y el riñón; no existen las palabras, pero sí las pinturas, las canciones y las fotografías, existen las personas que se convirtieron en autoras porque no les quedó de otra: o hablas o la despedida de traga.

Me despierto en mitad de la noche y echo un vistazo por la ventana. Pienso en las cosas se van dejando

Imanol Martínez presenta tres obras de teatro en Tríptico sobre las despedidas, escritas de manera independiente y publicadas en un solo tomo, que sin querer las reúne como las distintas manifestaciones de la soledad. En la primera pieza Quemar las naves, escucharemos a una lejana—y ficticia—Remedios Varo, una mujer que veía a las despedidas como al mar, y a nosotros—y a los que se van—como a barcos, casi sin historia, porque mutuamente nos dejamos sin nada que contar. En la segunda pieza Montecassino: relatos para el fin del mundo, tendremos la perspectiva de algunos sobrevivientes del apocalipsis reunidos en un búnker; como único testigo de lo que digan tendrán una grabadora, que escuchará la nostalgia que invade sus corazones, corazones que ya habían pasado por pequeños—y acumulados—fines del mundo.  En la tercera y última pieza Vis a Vis, Imanol hablará de la despedida más nombrada: la de pareja, llevada a raíz de una conversación sin pausa y sin respiros, los dos actores se mirarán a los ojos y se recordarán los lugares, las comidas, las casas, las manías y los aviones siempre de salida.

Entre la región de las despedidas se pasean nuestros actores, sin saber bien por qué se están yendo y a su vez porque están dejando ir algo que prometieron cuidar con frenesí. ¿Es Remedios Varo aferrándose a la vida? ¿Son polvo, los sobrevivientes del fuego y del olvido? ¿Son la pareja de rotos, reflejos de sí mismos, amantes de la distancia y enemigos de la cercanía? Los lugares comunes hablarán por cada uno de ellos, nos dirán que las heridas no son culpables de la separación, pero si de las últimas palabras antes de decir adiós.

Las despedidas dejan de tratarse de lágrimas, ya no son solo rupturas amorosas, se expanden en casas vacías y sin muros; las despedidas propuestas por Imanol Martínez son intimas, difíciles de explicar y de proponer, son cotidianas como lo son todos los dolores; son democráticas y atacan por igual a pintoras surrealistas como al ser más insignificante de los siete mil 951 millones de humanos.

Las despedidas son fantasmas que se pasean por las casas y las ciudades sin pudor alguno, no es que lleguen en el momento de la plena felicidad a arruinar todo; no, hasta eso, las despedidas tienen un poco más de ley que la muerte, basta olerlas para saber que todo tiene que acabar. Todos se irán, y si corremos con suerte nos quedarán las letras de sus canciones favoritas, de ese vinilo que corría sin parar cantando alguna norteña de Los Cadetes de Linares; o las sábanas viejas que murmurarán los cuentos que nos dormían de niños, las pinturas rodeadas de blues y las promesas al filo de los dedos.

Martínez, I. (2017). Tríptico sobre las despedidas. Fondo Editorial Tierra Adentro.

 

Reseña de Uriel González, segundo semestre de LCI

Ilustración de Alondra Mayagoitia, segundo semestre de LCI

 

Para conocer un poco más del autor y su perspectiva de la literatura y el mundo que “debe de ser para todos.”

Sobre la dramatización en teatro de Montecassino: relatos para el fin del mundo.

 

 

 

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Sobre el autor

Estudiante de LCI. Amo leer y escribir; me gustan mucho los boleros y el café. Mis géneros literarios favoritos son el realismo mágico, el terror social, el costumbrismo y la ficción histórica.



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