Opinión y Editoriales

Publicado en mayo 12th, 2020 | por Locus

Las Drogas Psicoactivas y los Problemas Mentales

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) la depresión es un “trastorno mental frecuente que se caracteriza por la incapacidad para disfrutar cosas que antes solían brindar alegría”. Suelen presentarse principalmente cuatro síntomas de una larga lista que incluye factores como la fatiga, la falta de concentración, la falta o el exceso de sueño, los pensamientos suicidas, la pérdida de apetito o de peso y la lentitud de movimientos o al hablar. Se calcula que existen 300 millones de personas alrededor del mundo que sufren de dicho trastorno y cada una de esas personas lo experimenta y aprende a sobrellevarlo a su manera. Y así es como mientras hay personas que pasan el día entero llorando hay algunas otras que se vuelven completamente insensibles, dejan de sentir empatía, así como si un filtro gris les impidiera apreciar los colores de la vida.

La detección de este trastorno suele realizarse en tan sólo unos pocos minutos, después de una breve entrevista al paciente, en la que realmente no se da la oportunidad de reconocer todos los posibles matices existentes entre una depresión leve y un trastorno psicológico más grave. La entrevista suele suceder de la siguiente manera: el paciente menciona que se siente decaído y el médico (que probablemente no está cualificado para reconocer los síntomas de una depresión o de ansiedad) le prescribe la solución más rápida: pastillas antidepresivas y ansiolíticos.

Sin embargo, es importante mencionar que, si bien la medicación alivia los síntomas, no erradica la enfermedad. Y lo que puede resultar más frustrante, tampoco revela el origen de esta.

Ante la respuesta de personas que padecen depresión y/o ansiedad y toman medicamentos que muchas veces sólo les complican más su proceso de sobrellevar su enfermedad llegando a impactar considerablemente su vida, se han hecho grandes investigaciones en optativas para el tratamiento de dichos trastornos mentales en donde no sólo aprenden a vivir con ellos sino que llegan a conocer su origen.

Las optativas a los ISRS (medicamento que se utiliza comúnmente para tratar cuadros depresivos intensos y trastornos de ansiedad) han llevado a científicos y médicos a experimentar e investigar con diversas drogas psicoactivas como la dietilamida de ácido lisérgico (LSD), psilocibina (compuesto alucinógeno que contienen los “hongos mágicos”) y la dimetiltriptamina (por su abreviación DMT la cual se encuentra en la Ayahuasca).

Estudios de Investigadores del Imperial College London corroboran el potencial terapéutico de la psilocibina (compuesto psicoactivo presente de forma natural en los “hongos mágicos”) al concluir que los pacientes con depresión tratados con la sustancia presentaban una disminución de los síntomas aún después de semanas de haberles sido administrada. Más intrigante aún es que, antes y después, las resonancias magnéticas mostraban cambios en la actividad cerebral relacionados con un descenso considerable y duradero de los síntomas depresivos. Estos asombrosos resultados arrojan luz sobre cómo las redes neuronales, que se desintegran bajo la influencia de las sustancias psicodélicas, pueden regenerarse posteriormente de forma mejorada.

En pruebas realizadas en pacientes con enfermedades terminales, la dosis única de LSD ha mostrado resultados positivos al lograr que los pacientes venzan el miedo incapacitante que les produce la amenaza de su pronta muerte, inhibiéndolos de vivir su presente. Mientras que las investigaciones con dosis lo suficientemente bajas para no alterar la conducta y percepción podrían ofrecer una solución más lenta que la dosis única, pero también estable.

Sin embargo, la creación de un correcto protocolo de tratamiento más exacto con base en el LSD sigue siendo una meta por cumplir para los investigadores abocados.

Aun así, los estudios de dichos tratamientos con drogas psicoactivas son tan sólo un paso de un largo proceso. La realidad es que las personas con trastornos mentales no podrán entrar a una clínica y experimentar viajes sanadores con drogas hasta dentro de algunos años, posiblemente décadas. Una reclasificación de estas sustancias podría tomar de tres a 10 años. Estudios que no se han hecho aún, o que están hasta ahora comenzando, necesitarían ser completados y los resultados necesitarían ser favorables y consistentes.

(Sofía Murillo, 2do. LCI)

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