Publicado en marzo 27th, 2017 | por Jennifer González
Fosas clandestinas de Veracruz superan a la novela negra
Noir, giallo, detective’s fiction, negro… Con el crimen como argumento y siglos de evolución, ese género de ficción literaria es rebasado por la realidad de Veracruz y los 300 cuerpos humanos que se han hallado en fosas clandestinas en la última semana.
“Cuando la realidad te supera, lo que creo que es lo más grave es que esas fosas no necesitan una novela. Necesitan un reportaje periodístico (…) Pero la bronca es que ya vemos lo que pasa con los periodistas de investigación aquí. Eso sería lo ideal”, respondió el poeta José Luis Justes durante la mesa de análisis ‘Novela negra y teatro’.
El poeta abrió el 2º Encuentro de Novela Negra en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, junto con los escritores Héctor Grijalva y Rodrigo Pámanes y la actriz Leticia Figueroa.
Aunque coincidió con los escritores en que la novela negra mexicana no es un instrumento de denuncia, Figueroa consideró que algunos rasgos de la enunció algunas características del género que coinciden con la realidad social y política de México: impunidad, corrupción y descontento.
“En muchos casos, la justicia que se obtiene se limita a posponer las soluciones hasta que la indignación popular se disipe, confiando en una memoria colectiva de corto plazo. Estos hechos, experimentados por tantos todos los días, hacen que en contraposición a la novela detectivesca, que no encuentra en México campo apropiado para desarrollarse debido a la baja credibilidad en nuestros sistemas para ejercer justicia, la novela negra, en cambio, surge con naturalidad”, señaló la actriz.
Justamente por eso, añadió Grijalva Tamayo, es que hay novelas mexicanas del género negro en las que no aparecen policías y en obras de fantasía hay superhéroes y otros personajes haciendo justicia.
“¿Por qué no tenemos novela policial ni novela negra en México? Sí hay, hemos mencionado algunos. Pero porque no tiene valor, no tiene precio, no tiene credibilidad. Porque no le creemos a nuestros policías que resuelvan los casos. Y entonces se lo hemos dejado a la fantasía, al comic y ¿quién acaba resolviendo los crímenes? El Santo, Calimán… Y entonces nos fuimos a ese otro nivel, más chafita, pero más divertido y más creíble porque a los policías no les creemos”, propuso el también neurólogo.
“¿Para qué serviría ese ‘qué mal está nuestra realidad mexicana’? Yo creo que eso tiene que desatar algo dentro de ti para contar, para transmitir al lector, sea el lector en Veracruz que vive al lado de la fosa o sea un lector japonés dentro de un siglo en traducción japonesa, para transmitir que algo está mal con el mundo”, añadió.
Sin embargo, la novela negra sí tiene una función al hablar, aun en ficción, de lo que viven los mexicanos, de acuerdo con Pámanes:
“Creo que las tragedias no tienen que pasar para que existan en el papel. Sí creo que condicionan a los lectores, sí creo que condicionan al escritor como persona y que nos condicionan como sociedad, pero no necesitamos una tragedia para hablar de ella. Creo que era (Theodor) Adorno el que decía que después de Auschwitz no se puede escribir poesía y miren: ahí está, ahí está la poesía y poesía de grandísima calidad”.