Publicado en febrero 19th, 2019 | por Rodrigo Pérez Téllez
Los enemigos del presidente
Como lo había reflexionado anteriormente en este espacio editorial, tal parece que para la actual administración federal, principalmente para el Poder Ejecutivo, los enemigos a vencer para los próximos seis años ya no son los cárteles del narcotráfico, las prácticas de corrupción, el crimen organizado o la “mafia del poder”: los enemigos del presidente ahora son aquellos poderes que hacen contrapeso al poder absolutista.
Al presidente López Obrador le estorban, e incluso, le incomodan poderes pensantes, como lo es el Poder Judicial, donde a principios de su sexenio, ha buscado restarles margen de acción política a ministros y jueces al tratar de disminuir sus percepciones salariales y evidenciarlos en sus conferencias de prensa mañaneras como jeques impunes que deben alinearse al “plan de austeridad” de la nueva administración federal.
Ahora ha concentrado sus caballadas en restarle fuerza política a los poderes intelectuales y científicos, por ejemplo, el buscar desaparecer el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) al argumentar que “este órgano carece de autonomía, pero que también tiene proyecciones negativas contra el magisterio” (El Financiero, 2019); otro caso es la Academia Mexicana de las Ciencias (AMC), organismo que tuvo que detener sus actividades científicas durante tres meses por falta de presupuesto (La Jornada, 2019).
También destaca el caso del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), organismo público descentralizado encargado de establecer las políticas nacionales en materia de ciencia y tecnología, que está siendo atacado políticamente desde distintos flancos, pues por ejemplo para la nueva directora de esta dependencia, otorgar becas para estudiar posgrados en el extranjero es un “gasto innecesario” para el erario público. (La Otra Opinión, 2019)
Este caso se extiende más allá, pues este organismo se vio envuelto en polémicas por las esferas intelectuales del país, pues hace días se reveló que María Chávez García (El Universal, 2019), David Alexir Ledesma (El Universal, 2019) y Edith Arrieta Meza (Sin Embargo, 2019), que sin formación académica necesaria y adecuada, les fueron otorgados cargos de subdirección en CONACyT, que días después y debido a la presión de la opinión pública, renunciaron o fueron cesados de dichos puestos.
Sin embargo, esto es digno de reflexionar, pues si bien el influyentismo han sido prácticas que se han heredado históricamente por administraciones panistas y priístas, la discusión se ha concentrado porque la administración morenista carece de cuadros y perfiles preparados académica y profesionalmente para posiciones que implican decisiones que podrían beneficiar o afectar políticas públicas, por lo que en el caso del CONACyT, este tipo de prácticas le han implicado un golpe a su poder intelectual y político, pues este organismo se ha convertido en el principal caldo de cultivo para promover la meritocracia sobre la experiencia profesional, los conocimientos y la formación académica.
Estos casos no son ajenos ni aislados: la producción de conocimiento y la difusión de la ciencia son y serán enemigos del Estado; representan un poder que deben ser sometidos y atacados por el presidente y sus prácticas meritocráticas.