Publicado en agosto 31st, 2019 | por Gabriel Cortez
Las Cinco Cosas que un Mexicano Extraña en el Extranjero
31Estar lejos de casa siempre es difícil, más aún si nos encontramos en otro país al otro lado del mundo. A pesar de que con el tiempo nos vamos adaptando al estilo de vida, costumbres, tradiciones, el ser de la gente y la comida de ese país; no se puede evitar empezar a extrañar ciertas cosas de nuestro querido México. Y es que, a pesar de todo, México es un país increíble, lleno de cultura, tradición y diversidad, lo que lo hace ser imposible de olvidar.
Así que a continuación les presento una lista de las cosas que un mexicano extraña cuando está viviendo en el extranjero.
- La comida: Desde mi punto de vista, seguro porque soy mexicano. Considero que la comida de nuestro país es la más rica que hay en todo el planeta. Tenemos una gran variedad de deliciosos platillos. Estando en el extranjero es casi imposible encontrar una tortilla y si las encuentras son de muy mal sabor y carísimas. También echaba mucho de menos las salsas. Aquí estamos acostumbrados a ponerle salsa a todo. En Europa se comen todo en seco y a mí eso no me gustaba. La comida me parecía insípida sin ese toque de picante. Alguna vez me llegué a emocionar por encontrar “restaurantes de comida mexicana”, sin embargo, casi todos eran una farsa y sus platillos eran una terrible imitación de lo que yo conocía.
También lo que echaba mucho de menos eran los puestos de comida en la calle. Al terminar las fiestas en la madrugada siempre añoraba encontrarme con un puesto de tacos en una esquina.
- Familia y amigos: Aunque estando en otro país conoces gente interesante y te haces de grandes amigos. Siempre habrá un momento para extrañar a tu familia y amigos. Recuerdo que, al estar viajando por Europa, aunque estaba muy feliz y maravillado por lo que tenía enfrente, siempre pensaba en las personas que había dejado en México. Decía en mi mente “Ojalá pudieran estar aquí y pudieran disfrutar de todo lo que yo estoy disfrutando”. Aprendí a valorar mucho a mi familia y amigos pues en muchos momentos me hicieron falta.
- El clima: El clima en Europa siempre es extremo. O hace mucho calor que tienes que estar con el aire acondicionado todo el día o el frío es terrible y debes de encender la calefacción. En México si bien hay días calurosos y fríos, pero todo es de una manera más soportable. El calor te lo quitas con una cerveza helada y el frío con un chocolate calientito.
- Las tienditas de la esquina: En Europa tampoco existen las tiendas como los oxxos y mucho menos como las tienditas de abarrotes de tu colonia. Era muy molesto para mí necesitar de algún producto después de las 7 de la tarde y encontrar todo cerrado. Cada semana era muy necesario llevar una lista al súper para que no se me olvidara nada pues si me daba cuenta de que algo me faltaba ya era muy tarde para ir a comprarlo. Además, durante el día cerraban dos horas para “la hora de la siesta”. Nada que ver con las tiendas que tenemos aquí con servicio de 24 horas.
- La cultura y su gente: Si bien cada cultura es interesante de aprender. Ninguna cultura como la mexicana, estamos llenos de colores y alegría, la gente es cálida y servicial.
En el extranjero no existen todos los personajes que en ocasiones aquí nos parecen molestos. No hay señoras que venden Avon a domicilio, ni quien te vaya a ofrecer algo hasta la puerta de tu casa.
Mucho menos pensar en gente haciendo ruido por la calle como aquí el de los: ¡Tamaaales Oaxaqueños! O el de ¡Compro fierro, lavadoras o algo que vendaaaa!
Aunque el exceso de ruido aquí siempre nos molesta, la verdad que cuando llegamos a otro país y nos encontramos ante el silencio total, sí es un cambio muy fuerte.
Seguro que hay más cosas que un mexicano echa de menos de su país. Esta lista solo fue por mencionar algunas. Me di cuenta estando que en México nunca había valorado todas estas cosas. Y sólo hasta que estuve lejos y no las tuve pude ver lo valiosas que son.
Siempre me sentí orgulloso de ser mexicano y cada que conocía a una persona de otro país le compartía un poco de mi cultura. Me sentía muy feliz de compartir mi cultura y ver la admiración de otros por mi país.