Opinión y Editoriales

Publicado en septiembre 6th, 2019 | por Emely Figueroa

Sin Fronteras, de una Salvadoreña. Padre Nieves

Solemnidad. Esa es la palabra que utilizaría para poder representar textualmente lo que viví al visitar la Capilla de San José, conocida también como Capilla del Padre Nieves. Creo que la única comparativa que puedo hacer, como una salvadoreña de visita en Aguascalientes, es que esta vivencia es similar a la que en mi país se puede sentir al visitar la capilla de San Oscar Arnulfo Romero. La solemnidad de estar en presencia de personajes que dedicaron su vida al servicio de los demás, cuya obra se mantiene presente aun después de su muerte.

La Capilla de San José se caracteriza por la gran concentración de feligreses que llegan diariamente a darle gracias al Padre Ricardo Nieves Barba, conocido popularmente como Padre Nieves, por la gran cantidad de milagros que ha dado vida en favor de sus seguidores. Dentro y fuera de la capilla, pude sentir el cariño, devoción y ciertamente, el amor que tienen sus seguidores ante la figura del Padre, que sirvió a los demás y que ha atraído a mexicanos y extranjeros por igual.

He de admitir que las experiencias religiosas siempre logran sacar la parte más reflexiva de mi persona, no por ser una fiel creyente del catolicismo, sino porque demuestran que el hombre puede dedicarse completamente a una causa buena y hacen falta causas buenas en tiempos modernos. En el interior de la Capilla se encuentran reunidos muchos creyentes, orando hacia el cielo, con sus ojos cerrados, pidiéndole al Padre Nieves que interceda ante Dios y cumpla sus plegarias; por otro lado, hay familias felices, agradeciendo porque sus peticiones fueron escuchadas y el o los milagros se cumplieron tal y como sus corazones lo esperaban. Ambas caras de la moneda pueden observarse en la misma banca dentro de la capilla.

Pero la experiencia te atrapa profundamente cuando observas el recinto y te das cuenta de que no es una simple capilla ni un simple lugar de adoración plano y vacío, sino que se encuentra adornado por las bellas pinturas del pintor jalisciense, Joaquín Medina. He de admitir que el arte que predomina en las paredes de la capilla refleja una solemnidad increíble y, curiosamente, también responde a un llamado de humildad, entre líneas nos dice que el hombre, tal y como es, también es bello y puede crear belleza desde cero.

La vivencia de visitar la Capilla se refuerza por la madre naturaleza misma y es que la entrada de luz hacia la misma no es exagerada, creando una opacidad bella, que realza las pinturas y los trazos que las componen, como también la gran cantidad de postales que son colocadas como un recordatorio de los milagros que ahí mismo se han cumplido. Diferentes elementos se unen entre sí para hacer de la capilla un lugar majestuoso.

Como dije en un inicio, estar en presencia del recuerdo vivo de una persona como el Padre Nieves, que se dedicó a la vida espiritual, es una experiencia que marca un antes y un después en mi vida como creyente católica. Me demuestra que a pesar de que el catolicismo está perdiendo fuerza, aún hay personas ahí afuera dedicadas al bien, enfocadas en la felicidad, cuyos esfuerzos están en que no olvides que en esta vida hay personas buenas y el Padre Ricardo Nieves Barba era una de ellas. “Recuerda Satanás, no induzcas a cosas vanas; bebe tu propia ponzoña”, solía decir él mismo como una de sus expresiones más reconocidas. Yo les pido que recuerden que a pesar de todo, el bien siempre encuentra una manera de ganar. Las cosas buenas siempre ganan y el Padre me lo enseñó a mí. Se los enseñó a ustedes. Nos lo enseñó a nosotros.

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