Protestar es un Derecho Humano y no, no Existen Formas
¡Pero esas no son las formas!
¿No, ¿Entonces cuáles son?
La protesta es una forma de acción individual o colectiva dirigida a expresar ideas, visiones o valores de disenso, oposición, de denuncia o reivindicación.
El derecho a la libertad de expresión, a la reunión y a la protesta, son derechos humanos reconocidos por diversos organismos internacionales que se encuentran fuertemente vinculados a la defensa de los derechos humanos, así como a la promoción y defensa de la democracia.
Un Estado que limita, imposibilita o criminaliza este derecho, de manera inminente atenta contra su propia razón de ser, pues busca, de manera directa o indirecta, borrar el poder de incidencia que tiene la ciudadanía, ya sea en la vida política y/o social.
“¡Pero esas no son las formas!”, es una frase que hemos escuchado una y otra vez. Sin embargo, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH), “cuando una manifestación o protesta conduce a situaciones de violencia, se entiende como que el Estado no fue capaz de garantizar el ejercicio de este derecho”.
Esto quiere decir que, cuando una manifestación escala a la violencia, es nada más ni nada menos que resultado de la falta de atención y acción del Estando, ante las demandas por la vía pacífica y/o por la vía jurisdiccional.
Por ejemplo, si una mujer que es objeto de violencia o los familiares de una víctima de feminicidio, han acudido a los ministerios y a las fiscalías donde de manera reiterada se les han ignorado, violentado, minimizado o ridiculizado…
O si un grupo de personas se han organizado para solicitar una audiencia por el poder político y han realizado pliegos petitorios… si un colectivo se ha happy wheels demo reunido para manifestarse a través de expresiones artísticas y han sido humillados…
Si se han manifestado de manera pacífica y se ha clamado por la justicia y no reciben apoyo más que de sus colectivas y organizaciones… y si todos los días las autoridades demeritan la terrible situación… entonces quemar, romper y acuerpar los espacios públicos son los últimos recursos que quedan disponibles.
Y si durante una protesta se hace uso de la fuerza pública (como la confrontación, el uso de granaderos armados o el uso de elementos nocivos para la salud, la brutalidad o la tortura), no es proporcional en ningún sentido a una actividad pacífica, por lo que atenta contra todo principio en materia de derechos humanos.
“Cuando el Estado es opresor, la rebeldía es respuesta. Y es legítima”
̶ Abrazo Grupal
Sobre el autor
Andrea Márquez Me gusta la lectura, escribir, pasear de noche e ir a cafés. Las obras de teatro, películas y conferencias de libros. La literatura inglesa, música, adaptaciones cinematográficas y el frío.
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