Publicado en junio 23rd, 2021 | por Selene Porras
El Escritor de un País sin LIbrerías
Guinea Ecuatorial es un país pequeño. La población es de poco mas de un millón de habitantes, mas o menos igual que Aguascalientes, imaginate. Pero claro, yo camino por la calle Madero de Aguascalientes, desde la Puri a la plaza San Marcos y se encuentran mas de diez librerías, sin necesidad de callejear demasiado, desde las más institucionales como EDUCAL o el FCE, o las que nos hacen sentir un autentico orgullo hidrocálido como La Librería de los escritores. Sólo en un paseo de quince minutos, podemos perdernos entres miles de libros. Pero, ¿alguna vez te has puesto a pensar como sería escribir en un país sin librerías?
Esa es nuestra historia de hoy, la de Juan Tomás Ávila Laurel, el protagonista del documental “El escritor del país sin librerias” (Marc Serena, 2019) que nos permite entrar en el país acompañados su escritor más traducido, que en 2011 tuvo que refugiarse en España por denunciar las complicidades de España con la dictadura de su país.
Cómo les he contado, Guinea Ecuatorial, es un país pequeño y hay que caminar mucho para encontrar una librería ciertamente, mas si no vives en la capital, pero incluso en Malabo, dejando de lado las bibliotecas de los centros culturales español y ecuatoguineano, hay que alejarse cinco kilómetros de la capital, para sumergirse en el Parque Nacional de Malabo, donde al interior de una humilde galería de arte sobrevive una pequeña librería “La Casa Tomada”, este distanciamiento de la librería de la cotidianidad de la capital es la metáfora perfecta que utiliza el director del documental para retratar la dureza de un país donde la cultura no es valorada e incluso puede llegar a ser perseguida en función de las temáticas que trate.
El documental no sólo nos habla de esta dureza, sino que evidencia de una manera clara la indiferencia de España con su ex colonia sino la indecente opulencia de la familia Obiang (multimillonarios gracias al petróleo) y sus afines, ajenos a la pobreza de un país sin apenas infraestructuras donde, como escribe Ávila Laurel, los hombres pescan en cayucos cuya madera luego les servirá de ataúd. Para esta panorámica, la película encuentra en el cumpleaños del autócrata el fiel reflejo del esperpento.
Puede que Guinea Ecuatorial sea un país pequeño y que tenga dificultades, pero gracias a pequeñas historias valientes como esta, nos será más fácil ponerlo en el mapa, visibilizar sus problemáticas y hacer un llamado a la empatía nacional e internacional.
Estoy segura que, después de leer esta nota, entendereís mejor porque me fui a trabajar de profesora a un país como este, para sembrar esperanzas, letras y lectura en todas mis alumnas, que poco a poco, aseguro, empiezan a florecer.
PD: Después de conocer este documental, investigué a su director y encontré el documental Tchindas (2015) la opera prima del director, pero eso os lo cuento otro día.