Publicado en diciembre 1st, 2023 | por Uriel González
Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enríquez
Las Mujeres Ardientes se esconden en las casas viejas del campo que ahora funcionan como hospitales clandestinos; ellas son la hoguera, el nacimiento de una nueva revolución, empezaron a prenderse fuego a ellas mismas cuando vieron que solo así los hombres dejarían de quemarlas: el miedo es lo primero en irse con el fuego. El niño que vive en la calle, rodeado de la violencia y los cultos a deidades sangrientas. Los fantasmas que dejo la Dictadura en Argentina. Una casa que parece pedir cada cierto tiempo, el antiguo sacrificio. El espíritu de un asesino serial, montado en un turibús, atento a lo que el guía cuenta sobre su vida. El abuso sexual, los celos, la locura, las criaturas amarradas con cadenas y otras que descansan en las profundidades del agua negra del río.
Los doce cuentos dentro del libro de Mariana Enríquez reposan en nuestro mundo y en la realidad que habitamos; un mundo de desperdicios, de injusticias; donde la policía puede matar y desaparecer a cualquiera; donde la gente asesina y mata en nombre de sus creencias; un mundo donde el fuego parece la única solución. En los cuentos de Mariana Enríquez aparece una Argentina que (para nosotros) puede ser México, la misma violencia de los militares la vemos hoy con el crimen organizado; las mismas leyendas replicándose una con otra para que tengamos algo con que soñar.
“Todos caminamos sobre huesos, es cuestión de hacer agujeros profundos y alcanzar a los muertos tapados…ahí donde los dejaron olvidados.”
Mariana Enríquez usa el costumbrismo para meternos en la narración, dentro de los cuentos podemos encontrarnos con la jerga local, con personajes que hablan desde su casa, su negocio y las calles; frente a nosotros tendremos a Corrientes y la frontera con Asunción, la vegetación para alcanzar la antigua casa familiar, los apagones en la ciudad, las drogas y la música; las descripciones no pecan de detalles innecesarios y eso hace que la lectura fluya y pasemos de un cuento a otro sin ningún problema.
¿Por qué leer hoy Las cosas que perdimos en el fuego?
Antes de leer la recopilación es importante quitarnos de la cabeza que solo irá de terror; desde que salió el libro ha sido etiquetado por esas descripciones y están muy lejos de lo que en verdad te encontrarás. Si bien los elementos paranormales hacen aparición en ciertos relatos, solo unos pocos pueden enmarcarse en el género. Lo que sí encontrarás es un realismo crudo y en momentos visceral; una crítica social planteada sin el afán de sermonear y una narrativa tan precisa que al momento de cerrar el libro sentiremos que algo se ha salido de él, atravesando las páginas y quedándose en nuestra realidad.
Las cosas que perdimos en el fuego no es un esbozo del talento que Enríquez demostraría en totalidad con su novela Nuestra parte de noche, no, estos cuentos son la declaración de ese talento; se habla con la ambición de la denuncia, con diálogos contundentes y personajes que de alguna u otra manera nos perseguirán por el resto de nuestras vidas. Es un libro que nos sitúa en donde estamos, todos conocemos a alguien como Adela —la niña perdida— o como Silvina —la mujer que está harta del acoso a otras mujeres— todos parecemos existir sin cuestionarnos, todos parecemos vivir sin miedo, normalizando la violencia del día a día. Todos parecemos indiferentes al fuego.
Regreso al cuento…
En una entrevista que Mariana Enríquez dio a Milenio Noticias en 2018, habló sobre la exploración del cuento y sobre el amor que Latinoamérica le tiene al género, tanto México como Argentina son cuna de grandes cuentistas, nombrando en territorio mexicano a Juan Rulfo y en su país a Silvina Ocampo, Julio Cortázar y Borges. Es bueno volver al cuento y es bueno que futuros proyectos cinematográficos se fijen en ellos. En la misma entrevista también explicó las diferencias entre los oficios de escritora y periodista que ejerce, respecto a las responsabilidad en uno y otro.
Enríquez, M. (2017). Las cosas que perdimos en el fuego. Anagrama.
Reseña de Uriel González, primer semestre de LCI
Ilustración de Alondra Mayagoitia, primer semestre de LCI
Aquí está la voz de la autora: