Opinión y Editoriales

Publicado en diciembre 22nd, 2024 | por Vanesa Olivarez Franco

Sigues tú

Hace unos días recibí varias llamadas de números desconocidos. Contesté con algo de intriga, pero no me respondía nadie. Me insistieron varas veces, lo cual me desconcertó aún más; por un momento pensé que eran buenas noticias (el espíritu optimista, muchas veces, es extraño), creí que iban a darme aquellos datos que tanto espero desde hace años, pensé que me iban a dar la ubicación de mis amigos perdidos en el camino; pero me equivoqué. Después de, más o menos, la cuarta llamada, por fin sonó una voz bastante misteriosa que me dijo: “sigues tú”.

¡Quién diría que dos simples palabras me causaran tanto espanto! Así como pueden significar la más grande de las alegrías, también puede indicar el camino hacia el más profundo de los abismos. ¿Qué es lo que me espera? ¿De qué clase de lista formo parte? Aún no lo sé. Vivo todavía en la línea de la temporalidad, y por eso todo me da miedo; me han pedido que salte, pero mis pies no pueden despegarse del suelo. Aquella llamada puede ser la señal del final de mis tormentos, o tal vez no; ¡Qué lamentable es que nos dé miedo lo desconocido! ¡Qué triste que todo lo que nos rodea sea lo incierto!

Las ideas se me escapan, pero creo que no es importante porque finalmente todo se reduce a lo mismo: un vacío que no comprendo, donde hay todo y también nada. La silla donde antes me sentaba ha sido removida. No sé quién es el culpable. Ahora solo camino, no puedo sentarme ni estar inmóvil. Vago de un lado a otro. Busco algo, pero ya he olvidado para qué lo quería.

“Sigues tú… sigues tú…” ¿qué más puedo perder, si ya no tengo nada? ¿Qué puedo ganar, si ya no valoro nada? ¿No ha recibido usted también esta llamada? Le dicen que algo le espera en el futuro, pero realmente no le aportan ningún aspecto de novedad. ¿No terminaremos todos en donde mismo? Ya sea en el cartel donde se anuncia el nombre de un desaparecido, en la casa de quien espera o en un panteón. No hay mucho que cuestionar, porque no hay nada nuevo bajo el sol; acostúmbrense ustedes también a esta verdad que el propio Salomón se atrevió a señalar.

¿Y si realmente todo está determinado? Lo que en realidad pasa es que siempre somos los últimos en enterarnos de todo. Las cosas tienen sentido hasta que pasa el tiempo. Pero esta incertidumbre, producto de la violencia que nos rodea, ¿cuándo terminará? ¿Cuándo entenderemos la razón de por qué pasa todo esto?

Texto: Vanesa Olivárez Franco, séptimo semestre de Filosofía.
 
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