Publicado en septiembre 28th, 2017 | por Evelyn Villalpando
¡Cuidado con el terremoto!
Fernando López Gutiérrez de 47 años de edad, es sacerdote desde hace 20 años por lo que tuvo que viajar a la Ciudad de México para una reunión de la iglesia el miércoles 20 de septiembre, llegó el martes 19 a las 6:00 am más o menos, decidió llegar un día antes para visitar algunos familiares, en especial al su tía que no veía desde hace tiempo, todo estaba tranquilo, Fernando estaba muy contento por volver a ver a su familia, estaban platicando en la planta baja y la señora que ayuda en el aseo estaba arriba haciendo sus quehaceres, pocos minutos después, su tía les pidió que subieran, pues la señora debía continuar con su trabajo en donde ellos estaban. Fernando no se fijó ni en la hora cuando de repente comenzó a escucharse un ruido extraño en los vidrios como si pasara una gran maquina pesada por la calle, la sensación fue incrementando cada vez más a tal grado que el padre y su familia se dieron cuenta que no se trataba de ninguna maquina, sino más bien, de un terremoto que pasó de ser un ruido extraño a sentirse bajo los pies horribles vibraciones, lo primero que pensó fue salir de su casa, así que se puso de pie y en ese instante todo comenzó a dar vueltas, no lograba mantenerse parado, le gritaba a su familia “¡salgan! ¡Vamos! Pongámonos a salvo” pero ellos hicieron caso omiso a sus peticiones por lo que decidió salir el solo, logró bajar las escaleras y llegar a la cochera, pero el carro se tambaleaba con tal fuerza que no le permitía pasar, ¡temía morir aplastado! Entonces respiró y esperó el momento en que el carro se alejara de la pared, 1… 2… 3… ¡corre! le dijo su subconsciente y lo logró, ¡salió de ahí vivo!
En la calle había muchas personas asustadas y llorando, así que se acercó a un señor de mediana edad quien le recomendó que lo mejor sería volver a casa porque podría aplastarlos un poste, Fernando volvió a casa y se refugió en el patio, fue su mejor opción porque ahí no hay techo y corría menos peligro, se quedó hasta que el terremoto terminó.
Cuando el piso dejó de moverse, no había ruido alguno, entró a la casa y revisó que su familia estuviera bien, a su casa no le pasó nada y milagrosamente, a pesar del horrible zumbido que el terremoto provocó a las ventanas, sobrevivieron. El terremoto duró aproximadamente un minuto, pero Fernando lo sintió como si hubiesen pasado horas.