Publicado en septiembre 28th, 2020 | por Fernanda Bahena

Mexicanas en el Arte: Cordelia Urueta

Cordelia Urueta fue una pintora mexicana, que cultivó un arte no realista y que aún en sus momentos más vulnerables, siempre le fue fiel al arte.

Nació el 16 de Septiembre de 1908 en Coyoacán, en ese entonces a las afueras de la Ciudad de México. Proveniente de una familia de intelectuales, pues su padre Jesús Urueta fue un célebre literato y su madre Tarsila Sierra fue hija del periodista y poeta Santiago Sierra, Cordelia creció en un ambiente que indudablemente influyó en la vida del artista para desarrollar su vocación por la pintura que la convertirían en una figura importante de la pintura moderna en el país.

Comenzó sus estudios con Alfredo Ramos Martínez en la escuela de arte en el exconvento de Churubusco, de quien aprendió a respetar sus instintos a la hora de hacer trazos, pues a él le gustaba que las obras conservaran la frescura de sus trazos realizados por mero instinto, gracias a él también supo darle importancia a la libertad.

En 1932, la Secretaría de Educación Pública la nombró profesora de dibujo y trabajos manuales en escuelas primarias y en 1935 se casó con el pintor Gustavo Montoya, con quien se iría a vivir a Europa en 1938. En 1945 regresó a México y encontró la inspiración para la pintura en su cotidianidad. Tiempo después, instalada en México y tras mirar con otros ojos al país, cambió la percepción sobre todo lo que antes pensaba que era. La artista había creado ya toda una obra en la que plasmaba los sentimientos de búsqueda sobre su identidad, siempre escapando de los convencionalismos sociales que en aquella época eran más fuertes que ahora.

Durante sus años como artista, jamás se adhirió por completo a una sola corriente o agrupación, su guía más bien, fue siempre personal, pues se inspiraba en el instinto de renovarse a sí misma. Finalmente su estilo logró definirse gracias al uso de texturas y colores pues, ella sentía que el uso del color expresaba mejor sus emociones. Gracias a esto es considerada una de las grandes coloristas de México y, aunque su obra casi siempre se consideró abstracta, tenía algunas referencias de la figura humana.