Opinión y Editoriales

Publicado en mayo 4th, 2023 | por Locus

Al Final de la Noche

De un momento a otro siento como se escapa mi vida soltándose poco a poco de mis manos. Parece que se desvanece, abandona mi corazón. Mi cerebro le pide que se quede, mi voz grita sabiendo que no hay nada qué hacer, pero algo dentro de mi tiene esperanza de que como en las telenovelas, pase algo que me haga regresar, llegue alguien que me haga reaccionar, cualquiera que me quiera revivir, alguna alma caritativa que me quiera salvar.

En momentos tan críticos no sé qué me duele más, pienso en el dolor físico que una bala perdida (o no tan perdida) me está causando, también pienso en el dolor ajeno, ese que no me tocará experimentar, probablemente ni ver. Pienso en ti, que tal vez acabando de leer mi historia pienses en cómo será tu muerte, quiénes estarán y cómo te vestirán. Te entiendo porque ahora lo estoy pensando. La diferencia entre tú y yo es que tienes tiempo para planear algunas cosas y redimir otras, yo… Yo me estoy despidiendo de un desconocido.

Lo único que agradezco es que no me tocará ver a mis padres sufriendo mi partida, no me tocará ver cuando les avisen que me encontraron. Si es que me encuentran.

Estoy bajo el sol, con la mirada perdida en un cielo azul y dorado, sintiendo que esa luz está hecha para este ser en agonía, voy sintiendo como una melodía se reproduce en mi mente mientras espero a que mi respiración se detenga y aparezca el camino que me lleve al misterio más grande de la humanidad: ¿Qué hay después de la muerte?

Para este punto donde sólo espero el momento de desaparecer me pregunto si de verdad disfruté la vida lo suficiente. La respuesta es simple porque no lo hice, es una tontería preguntármelo sabiendo que no fue así, pero es un cliché que sólo puedo vivir esta vez, así sin más.

Mi fe se ha enaltecido a un grado desconocido, pues nunca tuve una necesidad tan grande de ser escuchado, de suplicar porque mi último aliento no fuera en el suelo de un desierto al que no supe cómo llegué. Siento que no vale la pena perder mis lágrimas ahora, aunque me siento tan afligido ya no sé si tiene sentido.

Cada vez siento más lejanos los sonidos, mientras el cielo se torna de un color naranja nuevo para mis ojos y limitado para mi memoria, lo siento como una bomba de colores que se ha abierto para despedirme, mientras el frío comienza a llegar y mi alma se tranquiliza.

En este último momento agradezco lo bueno que tuve en la vida, lo malo también, pero procuro dejarlo al final. Sé que es tarde para que alguien venga a descubrirme, pero quiero que sepas que resistí lo más que pude.

Mi corazón deja de responder, mi memoria se empieza a borrar, mi cuerpo ni se diga… Solo siento cómo se enfría con el desierto.

30 de agosto, día internacional de las víctimas de desaparición forzada.

18 de diciembre, día internacional del migrante.

(Texto: María Clara Estrada González, LCI, 2º semestre) (Foto: Especial/Internet)

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