Publicado en noviembre 18th, 2024 | por Uriel González
El eterno “regreso” de Pedro Páramo de Juan Rulfo
“Como que se van las voces. Como que se pierde su ruido. Como que se ahogan. Ya nadie dice nada. Es el sueño.”
La muerte le llega a Dolores, la madre de Juan Preciado y antes de irse le hace jurar a su hijo que iría a Cómala, a buscar a su padre, Pedro Páramo. La mano de la muerta está fría y el corazón de Juan, impaciente; se imagina al pueblo de manera distinta a como lo encuentra cuando llega, varios habitantes le salen al paso y lo van guiando por un escenario desolador, no hay voces, las camas en los cuartos son techos caídos y la fría piedra. No hay nada, más que ecos que se van acabando el aire, que lo van convirtiendo todo en una tumba, un sepulcro que reduce su tamaño. Alguna vez hubo fiesta en Cómala, cuando la niebla cae sobre Juan escucha los ecos de las risas, un sacerdote hablando y un hombre llorando.
“Y nosotros aquí tan solos. Desviviéndonos por conocer, aunque sea tantito de la vida.”
Pedro Páramo de Juan Rulfo, se escribió bajo la corriente literaria del realismo mágico, publicada en 1955, leída poco y teniendo su primera reimpresión hasta cuatro años más tarde; no fue hasta su quinta reimpresión, nueve años después, que su lectura fue convirtiéndose en casi un menester, y su inicio de novela, uno de los más icónicos en el mundo de la literatura.
Fue convirtiéndose en una recomendación a voces, lectores y expertos concordaban siempre en una cosa: Pedro Páramo es un libro redondo, justo, preciso, no le sobra, ni le falta nada, cada punto es un suspiro, necesario para el lector, cada salto de persona, entre Juan y Pedro, es importante porque en cada uno, la vida se les va yendo de las manos, en cada uno, existe una muerte, un deseo, un amor, una obsesión, el lector necesita el descanso de los saltos y la puntuación para poner los pies en la tierra, para comprender que el inicio de todos los males comienza cuando se pierde a un padre, y termina cuando ves que a tus pies solo está la venganza y la vida de todo un pueblo.
“Sí. Tal vez no regrese. Así comenzaron todos. Que voy a ir aquí, que voy a ir más allá. Hasta que se fueron alejando tanto, que mejor no volvieron.”
Los personajes en tan pocas páginas se desenvuelven y, a su vez, hacen algo; siempre importante en una narración, que es mostrar de manera real los sentimientos más humanos, siendo ánimas o no, en ellos habitan la resignación, la espera, la impaciencia, la nostalgia del primer amor, el poder de las evocaciones y la complacencia.
Nos presenta a nuestros muertos muy distintos a los de Estados Unidos o Inglaterra, es Juan Rulfo quien los narra llenos de nostalgia, y es que deben de ser las estrellas, el cielo siempre despejado, el sudor que escurría de sus frentes vivas, las manos que nunca dejaron de apretarse, deben de ser los sueños nunca cumplidos y los gritos aprisionados en el pecho, lo que no los hace irse, lo que los mantiene atados a la tierra del pueblo que los vio crecer.
Cómala es agua, sembradíos abundantes, caballos arrebatados, terrenos sangrados por la traición, espuelas sobre la tierra seca y el dolor, enterrado, prediciendo el lugar donde los vivos habitarían una vez muertos, buscando la oración que los libre.
Pedro Páramo es un retrato de las revoluciones en México, a las guerras que siguen los ideales de las anteriores; guerras levantadas para seguir a otras, guerras que con el paso de los días y de las balas, van perdiendo su propio sentido; Cómala es un retrato de los pueblos mexicanos, sus decires, sus tradiciones; un pueblo ansioso de plegarias, repleto del recuerdo de las lluvias y el presente del vacío y las lágrimas; Cómala es un caleidoscopio que nos deja navegar con libertad por los tiempos de un pueblo que alguna vez tuvo nombre y voces, un pueblo que ahora es un valle de piedras.
Pedro Páramo son las pérdidas, es preguntarnos cuánto nos podría afectar la muerte de un padre y si acaso tanto, como para dejar todo en la búsqueda o como para matar a cualquier sospechoso.
“Es cierto, Dorotea. Me mataron los murmullos”
Juan Preciado podría habitar en el México de ahora y encajaría bien, es un hombre al que se le acaba de morir su única referencia en el mundo—su madre—y viene a buscar ese otro estandarte que le faltó—el padre—apenas en la búsqueda sabrá cuánto le afecto su ausencia, así lo busque en la Ciudad de México o en Cómala, sabrá que no lo encontrará, pero lo acompañaran las voces de quienes lo conocieron, existirán los ecos de su madre. Juan, siente que dentro de él pocas cosas tienen cimientos, se abraza, tiene miedo de que el más leve soplo del viento, derrumbe todo. Juan siente que su corazón es el motor de un auto de carreras, un auto que no compite con otro auto, un auto que está solo en una pista nocturna, un motor que sabe que esa noche no es eterna, que tiene un fin, y que no tardará en salir de la niebla, una pared de contención que convierta al auto y al motor, en polvo.
Pedro Páramo en el cine
El 24 de octubre, Netflix estrenó en su plataforma la tercera adaptación del libro, dirigida por Rodrigo Prieto y protagonizada por Tenoch Huerta, Ilse Salas y Dolores Heredia.
En esta adaptación, la propuesta visual se mezcla con nuevos efectos de edición, las voces, ya no serán, lo único que nos confirmen que ellos—los habitantes de Cómala—están muertos, ahora los veremos levitar, deshacerse en lodo e irse, como verdaderos fantasmas.
Cada adaptación ha contado con grandes estrellas del cine mexicano, la primera—1967—contó con la presencia de Ignacio López Tarso, la segunda—1978—tuvo las actuaciones de actrices premiadas como Blanca Guerra y Patricia Reyes Spíndola y la tercera—2024—con Tenoch Huerta.
El lanzamiento de esta nueva versión y los memes que la acompañan es un buen pretexto para releer el libro sin que sea un encargo escolar y para descubrirlo si no lo han hecho antes.
Reseña: Uriel González, tercer semestre de LCI
Ilustración: Alondra Mayagoitia, tercer semestre de LCI
Aquí puedes escuchar la voz de Rulfo leyendo fragmentos de Pedro Páramo:
Aquí hay una conferencia de Juan Villoro sobre la Novela de Rulfo dictada en 2016 en El Colegio Nacional: