Cultura y Entretenimiento

Publicado en abril 21st, 2023 | por d LCI2226d

Viaje al corazón de La Bestia

La Bestia infernal es un hombre de aproximadamente 1.85 de estatura, para esta entrevista porta su playera de La Hermaldad; está rodeado de varias máscaras coloridas, sentado de una manera relajada, casi inmóvil, respondiendo con bastante seriedad, como si cada que responde se transportara de nuevo a ese lugar al que se refiere en sus palabras y con ellas, de a poco, va descubriendo un poco a la persona detrás del personaje. Se trata de un luchador profesional que ha dejado huella en Aguascalientes, se ha ganado respeto en Jalisco, Zacatecas y Guanajuato y que, a pesar de atravesar momentos difíciles en su vida, nunca dejó de lado su sueño de convertirse en quien es hoy.

Cuando salí, me sentí emocionado, tenía la ilusión de regresar con mi abuelo y decirle que oficialmente era luchador profesional, que incluso ya había tenido la oportunidad de abrir una lucha, pero en la segunda caída, miré a mis tíos llorando; al principio pensé que era de la emoción, pero cuando salí y hablé con ellos, me dijeron que mi abuelo había fallecido. Ya no pude decirle en persona que se lo había cumplido.

Después de esta entrevista, creo que aprendí algunas cosas sobre el personaje, sobre la persona y sobre la vida, por eso he decidido trasladar las palabras de la entrevista, que fue una charla, al relato en primera persona, para que  escuchen, como yo, la confesión de La Bestia en el relato de vida en un viaje al corazón del personaje, donde vive al hombre que la creo.

Soy luchador por mi abuelo

Convertirme en el luchador que soy ahora, tiene su cuento. Esa historia empieza con mi abuelo don Jesús Pérez Rodríguez, empresario de box y lucha de Aguascalientes. Desafortunadamente falleció, pero fue promotor de boxeo allá por la década de los sesenta; entre 1965 y 1967 trajo por primera vez la lucha a Aguascalientes. A partir de ahí, dedicó toda su vida a ser promotor de lucha libre, formando parte del Consejo Mundial de Lucha Libre, así como de la primera empresa que se llamó “Empresa Mexicana de Lucha Libre”.

Cuando él y mi tío Carlos hacían sus funciones, yo era su chalán. En aquel tiempo tenía entre 12 y 13 años, y empecé poniendo sillas, las vallas, e incluso el ring casi por 13 años.

Mi abuelo siempre me impulsó, fue parte importante para mi formación, pues gracias a él fui adquiriendo el gusto por la lucha cuando lo acompañaba a las funciones.

En 2017, en la última lucha que él organizó en el Auditorio Hermanos Carreón, a la que asistieron personajes ya reconocidos como Rush, L.A. Park, el primer Místico y Averno, recuerdo que mi abuelo estaba pidiendo los boletajes en la entrada principal y yo junto a él. Hubo un momento en el que nos quedamos contemplando la lucha y luego me abrazó diciendo “cómo me hubiera gustado que alguno de mis hijos estuviera en esa función”. Tengo entendido que dos de mis tíos sí fueron luchadores a escondidas, ellos no sobresalieron por respeto a mi abuelo, ya que mi abuelo les pedía que primero terminaran sus estudios y después se dedicaran al deporte.

Desde ese día, a mí me quedó esa espinita de la lucha libre; para entonces yo ya practicaba otros deportes como el judo, la lucha olímpica, pero nunca pasó por mi cabeza ser luchador profesional.

Luego, en 2018, Satánico (un luchador profesional y preparador de luchadores) vio mis bases de lucha en Guadalajara y dijo que era un muchacho preparado en aspectos básicos de lucha. Unos meses después, él y otros entrenadores me mandaron a México para hacer mi examen de lucha libre. En junio del mismo año, era un 22 o 23, me fui a hacer el examen acompañado por dos tíos y a escondidas del resto de la familia.

Cuando hice el examen, fui aprobado por todos; me decían que tenía las capacidades para poder ser un luchador profesional y me invitaron a debutar abriendo la función del siguiente día, pero cuando eso sucede, mi tío Mario llama a mi abuelo para notificarle lo sucedido y nos enteramos que había enfermado gravemente. Yo tenía que luchar al siguiente día en la Arena Coliseo, y realmente presentía algo estando en los vestidores. Cuando salí, me sentí emocionado, tenía la ilusión de regresar con mi abuelo y decirle que oficialmente era luchador profesional, que incluso ya había tenido la oportunidad de abrir una lucha, pero en la segunda caída, miré a mis tíos llorando; al principio pensé que era de la emoción, pero cuando salí y hablé con ellos, me dijeron que mi abuelo había fallecido. Ya no pude decirle en persona que se lo había cumplido.

Eso fortaleció mis ganas de seguirme preparando; hoy en día estoy por cumplir casi cinco años de luchador, aunque creo que me falta mucho camino para ser todo un profesional. Puedo decir que todo ocurrió gracias a que quise darle gusto a mi abuelo de que tuviera a alguien de su sangre en el lugar que siempre quiso.

Mucha gente me decía que no sabía nada de lucha libre, pero yo tenía un leve conocimiento gracias a que me gustaba subir al ring para revisar que todo estuviera bien, de hecho, una vez revisándolo me caí. El Dr. Wagner y Shoker fueron a ayudarme diciendo “¡Vamos!, ese güey ya se mató, vénganse” y me acomodaron el cuello. A pesar de eso me gustaba estar arriba del ring, pues tenía ese sueño de algún día estar ahí siendo luchador, pero respetando lo que mi abuelo decía: “primero terminar una carrera y después dedicarse a la lucha”.

Todavía me apoyan mis tíos, nunca me han dejado sólo en la lucha, así vaya a un pueblo o una arena, ellos siempre están conmigo acompañándome.

El nacimiento de La Bestia Infernal

La Bestia” viene de que yo siempre jugué fútbol americano, desde los cinco hasta los 17 años. También a los 17, además del futbol americano, practicaba ya algo de judo y básquetbol. Y en una ocasión, el coach del basquet me puso de poste y comenzó a decirme: “es que tú eres una bestia, a ti nadie te puede mover porque eres una bestia”. Entonces yo me fui adoptando ese concepto porque realmente no podían conmigo, yo siempre fui gordito y alto.

También en una ocasión, mi madre, que en paz descanse, me dijo: “aunque estés altote y parezcas una bestia, así te voy a meter tus fregadazos”. A partir de ahí empecé a buscar opciones con ese nombre y decidí que “La Bestia” era ideal, porque ya tenía una historia, un porqué.

La parte de “Infernal” viene porque allá por los años noventa, había una tercia que se llamaba “Los Infernales” (Satánico, Pirata Morgan y MS 1) y el primer luchador que a mí me vio para hacerme la prueba fue Satánico, que pertenecía a ella. Realmente me gustaba la rudeza que tenían a la hora de luchar, mis respetos, la verdad, para cada uno de ellos.

Mi personaje no tiene nada que ver con el infierno, pues está inspirado en mis ídolos, lla tercia de los infernales, y los accesorios que portamos son más representativos de ello, no porque sea algo que profesamos. Así quedó “La Bestia Infernal”.

Una devota Bestia infernal que reza el rosario

Mucha gente dice que la lucha es circo maroma y teatro. Sí tiene parte teatral porque nosotros representamos a un personaje. Detrás de ese personaje hay una persona que tiene su propia vida, su nombre propio; ésa es la parte teatral.

Yo siempre le he dicho a las personas que yo represento un personaje y a ese personaje tengo que darle vida como es, a como sea su forma de ser, a lo que representa, a meterme con el público, a ser rudo, etcétera. Yo le estoy dando representación y vida a un personaje que yo mismo creé. Debajo de ese personaje, hay una persona que es todo lo contrario al infierno y al satanismo; yo soy muy religioso, muy católico. De hecho, siempre, antes de subir, me pongo a rezar en vestidores con mi rosario o estampas de varios santos y varias personas han dicho así como de “Ah caray, ¿La Bestia Infernal rezando…? pero soy yo encomendándome a Dios para que me vaya bien en el trabajo. Yo no tengo nada que ver con el satanismo y esas cosas. Al contrario, a mí me enseñaron a ser agradecido con Dios y realmente creo que es una manera de agradecerle.

Cuando me pongo la máscara me transformo en “La Bestia infernal”, ya si afuera la gente me acepta o no me acepta, es su problema. Después, cuando me quito al personaje, lo guardo como si fuera un títere; es decir, cuando le das vida está ahí, pero cuando te lo quitas, la otra persona sigue su vida.

El público ama y odia

Yo pertenezco a una facción que se llama La Hermaldad (Príncipe Seir, La Bestia Infernal y Corazón Forajido). El concepto que tiene “La Hermaldad” es el de ser malos, malditos. De hecho, a veces vamos pasando y nos mientan la madre o nos dicen cosas por nuestro estilo.

Que la gente te acepte depende del estilo de lucha libre que tengas, más aparte tienes que parecer luchador porque hay luchadores que no parecen luchadores… Yo creo que de nada te sirve tener un buen personaje y sólo estar parado sin hacer nada.

Otra cosa importante es tener “ángel”. “Ángel” en la lucha libre es tener cierta atracción hacia la gente, cierta manera de interactuar con ellos durante la función. Cada luchador tiene su manera de interactuar con el público y generalmente se va dando conforme a la función, ya que en una función puede el público interactuar de una manera contigo y en otra función puede ser totalmente lo contrario.

Entonces, que la gente te acepte depende de cómo tú le des vida a tu personaje, porque a mí me pueden dar muchos consejos para buscar a la gente, pero debes ser lo suficientemente consciente para saber qué sí y qué no. Por ejemplo, yo en una última lucha que tuve, un señor me ofreció una cerveza y como yo no tomo, la aventé; entonces el público reaccionó metiéndose conmigo.

He aprendido que es una manera de meterme con el público, sin necesidad de hacerles gestos directamente a ellos, es meterme contra sus ídolos; es decir, golpear a los luchadores que son sus ídolos en su cara. Ésa es la esencia que le hemos dado a “La Hermaldad”, pero independientemente de eso, siempre habrá una personita en el público que te esté tirando. Además, creo que la gente ahí va a desestresarse, realmente no nos importa lo que nos dicen.

El surgimiento de “La Hermaldad”

Ellos son personas que ya tengo bastante de conocerlos porque ya los veía luchando, ya tienen más años que yo. Cada quién andaba por su lado y puedo decir que éramos conceptos totalmente distintos a lo que somos hoy.

La propuesta de “La Hermaldad” surge gracias a que en una función en Calvillo nos pusieron de rudos a mí y a Príncipe Seir Se trataba de una campal (todos contra todos), pero ya estando arriba, él me iba diciendo “pónmelo acá, pásamelo, vas, voy”. Así nos dimos cuenta que hacíamos un gran equipo. Poco tiempo después nos enviaron de nuevo a Zacatecas e hicimos muy buen equipo, lo que nos ayudó a tener más confianza.

Ya cuando regresamos a Aguascalientes comenzamos a entrenar como equipo, yo me fui acoplando a él y un poco a su estilo de lucha.

Una vez que nos agarramos como pareja, empezamos a buscar un nombre y nos decidimos por La Hermaldad. Tiempo después se integró Corazón forajido.

La gente al principio pensaba que éramos La Hermandad, pero no, somos La Hermaldad, los malos.

Antes de subir, me pongo a rezar en vestidores con mi rosario o estampas de varios santos y varias personas han dicho así como de “Ah caray, ¿La Bestia Infernal rezando…?

Dentro del estilo de La Hermaldad, a nosotros nos ha gustado plantar nuestra bandera en cada función. Nos gusta hacerlo cambiando nuestros trajes, accesorios y máscaras; pero siempre tratando de resaltar nuestro estilo.

La Hermaldad no es mucho de convivir con la gente, por eso nos toman como sangrones, como payasos.

Una experiencia que tuve aquí en el palenque el 31 de diciembre del 2021, fue que como agradecimiento nos aventaron dinero al finalizar la lucha, pero nosotros agarrábamos el dinero y se los regresábamos diciendo “nosotros no venimos aquí por sus limosnas”. Entonces entre más se los regresábamos, más nos aventaban. Dentro de ese tipo de experiencias, te queda algo bonito como luchador de poder decir “dejé odiándome a la gente”.

De tomarnos fotos tampoco somos y eso es otra cosa que también nos ha caracterizado. A menos que se trate de una situación especial, ahí es donde entra el “ángel” de cada luchador, ahí ya es tu trabajo, sin embargo, reitero, nosotros no somos el típico luchadorcito que dice “Ay deja me voy a tomar fotos aquí y allá”, porque no es nuestra esencia.

La historia de una máscara

Mi máscara ha sufrido muchos cambios. Mi primera máscara fue basada en un luchador llamado “Doctor X”, a mí me gustaba mucho su máscara. En una ocasión que vino aquí a Aguascalientes, me acerqué con él y le pregunté:

–¿Oye puedo tocar tu máscara?

–¿Tú quién eres? –respondió

Uno de los luchadores que estaba con él le dijo “es el nieto del promotor”. Enseguida se acercó a mí, se quitó la máscara y me dijo “ten, agarra tu máscara”.

A mí me encantaba el diseño del Doctor X, e incluso trato de imitar los movimientos que él hacía.

Así empecé con una máscara basada en él, y mucha gente me decía “esa máscara es del Doctor X”. Hasta que me empezaron a decir mis compañeros que la cambiara, al principio no pensaba hacerlo, pero no fue hasta un verano de escándalo cuando decidí darle el giro completo a mi máscara. Doctor Karen fue quien me ayudó a cambiarle todo a mi máscara. Ahí acabó el diseño del Doctor X para el nacimiento de una máscara de la máscara de una Bestia, mi máscara eso representa, a una bestia.

Lo único que nunca quise cambiar fueron los ojos, pues están inspirados en Mil Máscaras. un luchador que ha recorrido los cinco continentes y que, por supuesto, es un ídolo para mí; además es un luchador muy bueno, digno representante de México y es muy respetado.

La gente cuando veía mi primera máscara me decía que era una copia del Doctor X o de Mil máscaras, por lo que decidí darle un giro total tanto a mi máscara como a mis otros accesorios (calzón, rodilleras, conejeras). Realmente creo que el darle ese giro marcó un antes y un después para “La Bestia Infernal”.

Si nos vamos un poco al pasado, hay mucha gente que conocía muy poco a “La Bestia”, mucha gente me desconocía. En cambio, en la actualidad la gente y otros luchadores reconocidos ya saben quién es “La Bestia” con cuernos.

Una vida nueva

La Bestia me ha dado muchas satisfacciones y me ha dado fortaleza, me ha dado vida. Anteriormente pasé por una muy mala racha en mi vida, sufriendo la pérdida de mi mamá y el abandono de mi papá. Yo empecé a hacer deporte porque era mi manera de distraerme.

Cuando empezaba como luchador tuve que pasar por hambre, desvelos, falta de dinero y duré aproximadamente tres meses así, llegando a casa entre lágrimas. Entonces hubo una sensación en ese momento de dejar todo, pero La Bestia me dio la fortaleza que necesitaba, por eso es algo que valoro mucho. Le tocó vivir un momento muy difícil sin tener a quién contarle.

La Bestia de verdad me sacó de estos hoyos y cambió mi manera de ver la vida, además me dejó muchos amigos de verdad. Hoy en día agradezco a Dios por darme esta gran enseñanza, porque nunca hubiera aprendido de la vida si no me hubiera pasado esto.

Yo siempre le digo a la gente que no hay que tirar la toalla, tampoco hay que encerrarse en una burbuja. Si la vida sólo fuera “ir derramando miel”, creo que nunca aprenderíamos, todo estaría bien y nunca te darías cuenta de qué estás haciendo mal. Por eso cuando se enfrenten a una situación difícil es para aprender de la vida.

Siendo La Bestia Infernal, comprendí que cada aprendizaje de la vida nos hace más sabios y capaces de afrontarla de manera correcta.

Texto y fotos: Kevin Ramírez Villalobos, segundo semestre de LCI.

 

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Sobre el autor

Ana Sofía Correa Castorena Eigner Yahir Delfín Ibarra Aarón Emmanuel Esparza Martínez Kevin David Ramírez Villalobos Alondra de Jesús Reyes Rodríguez Alumnos de segundo semestre de LCI



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