Opinión y Editoriales

Publicado en diciembre 8th, 2023 | por Uriel González

Cartucho de Nellie Campobello

En Progreso de Obregón está una tumba que tiene dos iniciales, una en cada lado de la cruz que la adorna, FML Y NC; las primeras indican el nombre de nacimiento—Francisca Moya Luna—y las segundas el nombre que usaría para darse conocer en el mundo de la danza y de la escritura: Nellie Campobello.

Los hombres del norte son mencionados en muchos libros de la Revolución, pero nunca serán narrados como en Cartucho, libro publicado en 1931, en el cual, Nellie se transporta a sus recuerdos infantiles, y con esa mirada lucida e inocente, narra la vida de los villistas, aquellos hombres que dejaron su vida en cada batalla que libraron. Los hombres del norte en Cartucho no son tiranos que buscan la sangre a través de la pólvora. No, son hombres que cantan para apaciguar su dolor, hombres que toman para resignarse a una perdida, hombres que van y vienen dejando besos como huellas y sentencias como única prueba de su existencia; hombres que cantan las canciones heredadas como objetos de valor; cantos dislocados que daban luz a sus cuerpos bailarines en las esquinas, tambaleando sus brazos y sus voces, porque en aquel tiempo, las deudas entre hombres, si no se pagan con canciones, sí con balas; hombres que extrañan el calor de su madre y las bastillas que la vieja máquina de coser hacía en sus pantalones, pantalones que aparecerán luego tirados y llenos de sangre.

“Lo mataron rápido, así como son las cosas desagradables que no deben saberse.”

La muerte se enraíza con la niñez. Los amaneceres azules se funden con los atardeceres de fuego; los villistas llegaban a la casa de la mamá de Nellie, buscaban agua, su garganta seca quería expulsar palabras. Hablan de Nacha Ceniceros, la coronela de trenzas y pistola, la enamorada que domaba potros, la que entró a la revolución porque el Porfiriato mató a su padre, la que dicen que murió y ahora esta enterrada en un hormigón; hablan de Nacha Ceniceros que vivió hasta donde la vida le dio, que regresó a su hogar a refugiarse y a olvidarse. Hablan de Nacha Ceniceros, la coronela de la revolución.

Por la ventana que da a las casas baleadas y a los muertos sin nombre, también se asoma la madre de Nellie, sus ojos grandes y conocedores, que en palabras de la autora; no lloraban, se habían endurecido, recargados en el cañón del rifle de su recuerdo. Esa ventana que fue testigo de días donde la tierra se sentía sola y seca y noches donde el eco de las voces de aquellos que fueron vivos, ahora fantasmas, cantaban el himno de una patria olvidadiza.

La Revolución Mexicana fue para Nellie, el territorio de los buenos y los malos; los buenos morían porque los malos vivían lo suficiente para acabar con ellos. Una época ruda y oscura dónde el único refugio que tenía, eran las manos de su mamá, sus ojos comprensivos y todas esas canciones que le recordarían al amor del mar.

¿Por qué leer Cartucho?

Al leer esta novela, nos estamos enfrentando a una de las obras cumbre en la literatura mexicana, a la obra que los críticos literarios denominan la Novela de la Revolución. La calidad de escritura de Nellie es contundente, su yo infantil no pretende nada y termina siendo la fortaleza en un valle endeble.

Cartucho no es solo una novela sobre los hombres revolucionarios, también las mujeres son protagonistas, empezando por la madre de Nellie; esa mujer que le contaba leyendas recién creadas a ella y a sus hermanos, donde los protagonistas eran las gentes que ella perdía en la batalla. Leyendas que, como cuentos, funcionaron para que ellos conciliaran el sueño y a su vez nunca se olvidaran de la existencia de esos héroes.

Es fundamental ver en este libro un gran valor histórico, encontrarnos con que ahora libramos batallas peores, porque los enemigos ocupan puestos políticos y los buenos siguen extinguiéndose a las órdenes de ellos. Es interesante—y triste—ver como la historia sí termina por repetirse y que en algún lugar de nuestro país hay una niña que ve y no comprende a los muertos que aparecen en sus calles, cuando cae la tarde.

Dueña de sus ideas y de sus novelas

El escritor Martín Luis Guzmán fue una de las personas que admiró las obras de Nellie Campobello, siendo ambos contemporáneos y precursores de la novela de la revolución. Él dijo en una disertación pronunciada en la radiodifusora de la DAPP:

“El lenguaje que habla Nellie Campobello le pertenece íntegramente. Las salidas de su ingenio no se parecen a las salidas de los demás. Advierte bellezas y fealdades en donde otros no las ven.”

Campobello, N. (2019). Obra reunida. FCE.

Reseña de Uriel González, primer semestre de LCI

Ilustración de Alondra Mayagoitia, primer semestre de LCI

Aquí puedes escuchar fragmentos del libro:

…y acá una conferencia impartida por Juan Villoro, de El Colegio Nacional, donde habla sobre la autora y su obra:

 

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Sobre el autor

Estudiante de LCI. Amo leer y escribir; me gustan mucho los boleros y el café. Mis géneros literarios favoritos son el realismo mágico, el terror social, el costumbrismo y la ficción histórica.



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