Opinión y Editoriales

Publicado en marzo 7th, 2024 | por Uriel González

Las vírgenes suicidas de Jeffrey Eugenides

Las hermanas Lisbon tenían la piel lisa y decoraban su rostro unas mejillas redondas y sonrojadas por el sol; un rostro parecía cubierto por un velo, que les otorgaba el respeto de la santidad con la que serían recordadas después de sus muertes. La primera en suicidarse fue Cecilia, la más pequeña, ella llevaba el registro de lo que pasaba con sus hermanas y con el vecindario; la de las venas cortadas y la estampa de la Virgen acostada a su lado.

“Supimos, finalmente, que las hermanas Lisbon eran en realidad mujeres disfrazadas de niñas, que sabían del amor e incluso de la muerte y que nuestra función se reducía simplemente a emitir una especie de ruido que parecía fascinarlas”

Un año y medio después con la rapidez de una bala, el resto de las hermanas Lisbon alcanzarían al espíritu de Cecilia. El pueblo sabe eso, creen que sus muertes fueron el presagio de la ruina de éste y presienten que las hermanas eran víctimas de algo tan incomprensible como la guerra que venía antecediendo a toda una sociedad rota, misma que intentaba sobre todas las cosas ser feliz. El pueblo en realidad sabe poco a comparación de uno de los enamorados secretos—el que las acosaba en silencio junto con sus compañeros, esos que ahora son adultos atormentados por el futuro—que aún después de tanto tiempo sigue cargando a las Lisbon en su mente como quien carga con las estampas sagradas que alejan a los malos espíritus.

“Nunca se sabe qué desencadenará el recuerdo…puede ser cualquier cosa: la cara de un niño, el cascabel en el collar de un gato”

Si Cecilia era la cronista de los sentimientos y de los sucesos, lectora de secretos en el tarot, transcritos en su diario; Lux era la meditabunda, sus momentos de profundidad se alcanzaban fumando en los armarios del vestidor, solo ahí podía tumbarse y pensar bien las cosas; Bonnie era la lectora  de una historia que sabía, quedaría incompleta; Mary, la tristeza y sus acuarelas representaban inteligencias más allá de la mente, inteligencias más pertenecientes a los sentimientos y Therese, era la bióloga de la familia, la que sabía todo de los olmos y de los insectos que habitaban en ellos.

Jeffrey Eugenides en Las vírgenes suicidas presta su escritura a uno de los enamorados de las hermanas Lisbon, quien en todo el tiempo después de su suicidio irá en busca de pistas y claves que lo ayuden a armar el complicado rompecabezas que eran. Él y su pandilla, en la infancia, coleccionaron todo tipo de artilugios pertenecientes a las Lisbon, y creen que, solo entrevistando a gente del pasado, todos los recuerdos cobrarán voz y les dirán por qué se suicidaron las vírgenes del pueblo.

¿Por qué leer Las vírgenes suicidas?

El libro parece ser una entrevista y a la vez uno de esos textos llamados “biografía no autorizada”, hace homenaje a una época pasada, hablándole a las estaciones del año que parecen más distintas cuando las observamos desde el presente. El libro habla sobre enfermedades mentales y su disimulo dentro del cuerpo y la familia; habla sobre la dificultad de borrar de nuestra mente aquellos cultos tan amados en nuestra infancia: el culto de quitar la nieve del patio del vecino de en frente por dos dólares; el culto de estar debajo de un árbol, con las manos sobre las rodillas, escuchando a amigos que nunca volverás a ver; el culto de adorar a las sombras blancas de las cinco hermanas, estatuillas de porcelana en un altar; humanas siempre movedizas en la memoria, presencias llamadas desde el cuarto donde vieron entrar por última vez la luz del sol.

¿Cuándo y cómo le llegó la idea?

En una entrevista realizada por The Paris Review, Jeffrey Eugenides habla sobre Las vírgenes suicidas, su primera novela, y el cómo la idea le llegó el día en que fue a visitar a su hermano.

Estando en la casa, conoció a la niñera que cuidaba a su sobrino. Ella, de la nada, le contó que había intentado suicidarse junto con sus hermanas, Jeffrey asombrado por la declaración instantánea le preguntó el motivo, la mujer le contestó: “Presión, estábamos bajo mucha presión.”

Jeffrey ya tenía la idea desde ese día, pero fue capaz de escribir el inicio del primer capítulo, estando en un crucero en el Nilo, sin saber si sería una novela o si la publicarían, ni mucho menos que se convertiría en el fenómeno literario que es hoy en día.

 

Jeffrey Eugenides’s First Time.

La versión cinematográfica

En 1999, Sofia Coppola dirigió una adaptación de la novela donde las hermanas Lisbon fueron interpretadas por Kirsten Dunst (Lux), A. J. Cook (Mary), Hanna Hall (Cecilia), Leslie Hayman (Therese) y Chelse Swain (Bonnie). Coppola escribió y dirigió la película con la que debutó como directora igual que Jeffrey Eugenides había debutado con ella como novelista en 1993.

 

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Eugenides, J. (1993). Las vírgenes suicidas. Anagrama.

Reseña de Uriel González, segundo semestre de LCI

Ilustración de Alondra Mayagoitia, segundo semestre de LCI

 

 

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Sobre el autor

Estudiante de LCI. Amo leer y escribir; me gustan mucho los boleros y el café. Mis géneros literarios favoritos son el realismo mágico, el terror social, el costumbrismo y la ficción histórica.



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